Pedro
Asensio
Escritor
“Vivir
es fácil con los ojos cerrados” me parece una película decepcionante, opinión
que contrasta frontalmente con el amplio éxito cosechado en los últimos Premios
Goya. Confieso estar bastante sorprendido. Cuando la vi pensé que el
director había perdido la oportunidad de rentabilizar una bella historia real.
Quienes
sabemos bien lo que ocurrió con ese profesor de inglés que viajó desde
Cartagena hasta Almería para conocer a John Lennon (lo sabemos gracias al
descubrimiento del periodista de La Voz de Almería Adolfo Iglesias, autor del
libro Juan y John e injustamente
relegado a un mínimo crédito con tipografía menor, al final de la película)
comprobamos, no sin algo de frustración, cómo un argumento tan original y
potente se puede transformar en una estructura cinematográfica simplona y
previsible, cargada de tópicos (curas malos e intransigentes, padres
autoritarios que no entienden a los hijos; guardias civiles hoscos y
analfabetos; radios que emiten misas de Semana Santa) y por momentos aburrida.
Almería,
como suele ser ya habitual en estos casos, ofrece una visión bastante penosa.
El profesor, protagonizado por Javier Cámara, único actor que se salva de esta
feroz crítica, se aloja en una pensión cutre e inmunda de armarios con bisagras
oxidadas, paredes plagadas de lamparones y habitaciones con llaves que
cuelgan de una púa, localizada en uno de los barracones de las Salinas del Cabo
de Gata (perplejo me quedo), posiblemente la opción presupuestaria más
económica, en términos de producción.
Por
aquel entonces, Almería contaba con un buen número de hoteles y hostales (La Perla , Costasol, Delfín
Verde, Andalucía, Sevilla…) y dudo mucho que un establecimiento hotelero como
el que aparece en la película pudiera existir en cualquier punto del término
municipal, pero eso no importa, si hablamos de “lenguaje cinematográfico”,
supongo.
A
esa imagen tan deprimente e irreal de la Almería de 1966 no le faltan los clásicos niños
pedigüeños, sucios y con tracoma, que corren detrás del coche del forastero a
cambio de unas pesetas; un recepcionista de la pensión muy cazurro y con
palillo entre los dientes, a quien no se le entiende porque apenas articula
bien una sílaba; un agricultor malo-malísimo, incapaz de razonar, que emplea
toda su fuerza bruta contra el chico protagonista, bueno y sensible, por
cierto.
En
fin, para qué seguir. Uno es consciente de que el cineasta puede y debe
transformar la realidad al ámbito imaginario que estime oportuno. Que su
experimento consiga atraer al espectador es otro cantar.
Segunda
película que veo de David Trueba. En “Soldados de Salamina”, basada en la
excelente novela de Javier Cercas, realizó una adaptación poco afortunada, si
bien la cinta no alcanzó el nivel de bostezos que ha registrado esta última.
En
la entrega de los Premios Goya, Trueba llegó a decir que Almería es uno de los
sitios más pobres de España (¿?). No sé si fue la ignorancia o acaso una
manifiesta incapacidad de lograr escapar de ese mundo imaginario suyo, lo que
le llevó a afirmar tal disparate. En cualquier caso, mis mejores éxitos de
taquilla para “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, lo que, espero,
permitirá que este director pueda afrontar nuevos y venturosos proyectos
cinematográficos.
Estoy totalmente de acuerdo con este artículo y no sé muy bien por qué haya tanta euforia con esta película tan petarda. Por fin alguien que no se esconde y opina como lo hace la gente normal y corriente
ResponderEliminarAlmeria record en Paro record en personas empobrecidas. A lo mejor es verdad y lo que no se mira son los datos.
EliminarUna película muy pero que muy aburrida. Y la imagen de Almería y los almerienses es bastante deplorable.
ResponderEliminarY si supieses que Almeria es la ciudad con más paro y una con más pobreza en la ciudadania según datos.
EliminarY tanto que es así. La complaciencia no va a hacer nada mejor de Almería, y lo triste no es como era en 1966, sino que en 2014 siguen quedando analfabetos y siguen mandando los mismos. Al señor Paco Asensio le molesta que retrate, de una forma demasiado amable a mi parecer, como era la España de la época. Se ve que a él aquella época le parecía como a Mayor Oreja, de placidez increíble. Lo triste es que en esa película se ve como se meten con el chaval por su pelo largo, y hoy día en esta ciudad sigue llamando la atención cualquier actitud o imagen que se salga de lo habitual. Menos sentirse ofendido y más luchar por el futuro. Asensio, gente como tú son la rueda en nuestro molino, gente como tú hace que seamos pobres. Que lo somos.
EliminarA lo mejor os hace falta un poco de autocrítica.
ResponderEliminarAlmería hasta bien entrados los años setenta, las calles aledañas al centro sin asfaltar (calle Cádiz, Moncada Calvache, Antonio Vico,), sin alcantarillado en algunas calles, cuando llovía se ponía toda la Puerta de Purchena encharcada e iba hasta el final del Paseo; pasaban los caballos de la Guardia Civil desde la Molineta, y las cagadas las cogían las mujeres para las macetas; se repartía la leche a granel, más agua que leche, se recogía la basura, primero con un carro con un mulo, después un camioncito donde se iban echando los residuos, se celebraban las hogueras de SAn Antón en las mismas calles, la iluminación de las calles era una bombilla, casi siempre rota, pasaba el afilaor, el de la cabra, el cartero con el pito avisando....etcétera, etcétera, y por no decir, como estaba la calle Antonio Vico hasta llegar al Cerro san Cristóbal, lleno cuevas, casas realizadas con maderas y otros elementos, .....eso era en los años setenta, en los sesenta....tracoma no creo, pero piojos que nos echábamos Zz........y hasta pasaba el sereno por sí algún establecimiento o puerta de alguna casa se había quedado abierta....
ResponderEliminarEs fácil decir que Almería no es pobre cuando se es un paniaguado del Ayuntamiento, como lo es el señor Asensio o el "periodista" José Fernández. Qué poca vergüenza
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