Antonio Felipe
Rubio
Periodista
Revisando
titulares de prensa especializada se puede leer: “Sesenta empresas almerienses
estarán presentes en Fruit Logistica 2006”. “La Cámara presenta el Stand de
Almería en Fruit Logistica 2007 con ochenta firmas almerienses representadas”.
Y así sucesivamente, hasta que la Cámara de Comercio decide claudicar y
“entregar” Almería a Extenda e iniciar el declive de una exitosa presencia que,
de aquellos abrumadores titulares, ahora se refugia en el lamentable ridículo:
“Almería encabeza la representación andaluza con ¡seis! Firmas comerciales”.
Evidentemente,
la crisis ha socavado presupuestos, alegrías y dispendios. Pero no existe
correlación aritmética razonable entre la facturación del sector y el declive,
en progresión geométrica, de la participación almeriense en la feria agrícola
más importante e influyente del planeta.
Algunas cosas
que ocurren no son consecuencia directa de la merma de recursos, desgracias
sobrevenidas o mala suerte. En este caso, la envidia y la mezquindad fueron
determinantes para desalentar y malograr una de las pocas experiencias en las
que Almería, con iniciativa y recursos propios, logró destacar, deslumbrar y
mantener una imagen de potencia agrícola singular, profesional y solvente.
La desgracia
acaeció en la tercera edición de Fruit Logistica en la que Almería organizaba
con éxito renovado su presencia en la Messe de Berlín. Todo iba bien hasta que
aparece el consejero de Agricultura que, visiblemente iracundo, se dirige al
director general de Extenda y le espeta. “Esto no se puede permitir (…) Almería
parece más importante que toda Andalucía. Almería se tiene que incluir en el
stand de Andalucía… y si no, se le retira la subvención.
Este fue nuestro
pecado original: sacar los pies del tiesto por calidad y dignidad. No le faltó
tiempo a la Cámara ¡sí, bwana! Para transmitir el mensaje; un mensaje ladino,
edulcorado, servil y cobarde. Había que renunciar al principio esencial de la
mercadotecnia y marketing: significación por diferenciación.
La amenaza de la
Junta surgió de la incapacidad de igualar por la opción superior y obligaron a
la homologación de la homogeneidad, dispersión y ausencia de personalidad. En
caso contrario, se perdía una ridícula subvención que algunos rechazaron para
mantener la personalidad almeriense y, consecuentemente, la rentabilidad y
respetabilidad; que para eso se va a estos sitios, y no para satisfacción de
instituciones y políticos afanados en estabular a las empresas bajo banderas y
chiringuitos que pastorean a timoratos, afines y estipendiados.
Y así se escribe
la historia. Luego llegó el irrefrenable impulso a Fruit Attraction para dejar
sin contenido a Expo Agro… y así, hasta tener que escribir titulares de triple
salto con tirabuzón: “Almería encabeza la representación andaluza con SEIS
empresas”. Patético.
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