Emilio
Ruiz
www.emilioruiz.es
La
crisis económica internacional surgida en el año 2007 ha desencadenado una
revolucionaria reestructuración del sistema bancario español que afecta tanto al
número de entidades como a su distribución geográfica. Si bien aún el mapa
financiero está pendiente de pequeños ajustes -falta por determinar cuál es el
destino final de las nacionalizadas CatalunyaCaixa, Banco Mare Nostrum o la
misma Bankia- ya se puede vislumbrar cómo quedará el mapa definitivo: con muy
pocas entidades y muy concentradas territorialmente.
En
la actualidad, más del noventa por ciento del negocio financiero español se concentra
en unas pocas comunidades autónomas y, a su vez, en unas pocas entidades. Si
dejamos al margen los bancos y cajas que aún se mantienen independientes, todos
ellos de escasa dimensión, y las cajas rurales, de las que nos ocuparemos
posteriormente, la distribución territorial del sistema financiero español es ésta:
en Madrid tienen su sede social Banco Popular, BMN y Liberbank. Banco
Santander sigue fiel a Cantabria; BBVA y Kutxabank, en el
País Vasco; en Cataluña tienen su sede Banco Sabadell, Caixabank y, por ahora, Catalunya
Banc; en la
Comunidad Valenciana la tiene Bankia (en el acuerdo de fusión
con Bancaja se estableció como sede social Valencia, si bien la operativa estaría
en Madrid); en Galicia, NCG Banco –habrá que ver qué hace en los próximo meses
el grupo venezolano Banesco-; en Aragón, IberCaja Banco, y en Andalucía,
Unicaja Banco. El número de bancos y cajas ha pasado en unos pocos años de 102 a 23.
Madrid y Cataluña, potenciadas
Esta
nueva distribución financiera territorial ha reforzado considerablemente a Madrid
y a Cataluña, hasta el punto de que las entidades con sede social en ambas
comunidades autónomas concentran nada menos que el 45 por ciento de todo el
crédito que se concede en España. El País Vasco, Galicia y Andalucía, en mucho
menor proporción que las dos anteriores, se reparten el resto del pastel. Nueve
comunidades autónomas ya no gestionan negocio financiero alguno.
Para
el periodista José Luis Gómez, autor de varios libros de economía, entre ellos
‘Cómo salir de ésta’, esta situación es preocupante. “El cambio es de tal
magnitud – ha escrito recientemente en un artículo en ‘El País’- que sus
consecuencias para el desarrollo armónico de España podrían ser impactantes
incluso a corto plazo. La concentración de la mitad de todo el crédito en dos
territorios, entre los que no está el más poblado (Andalucía), es de por sí un
factor de riesgo para el equilibrio del país. Pero la realidad es que Madrid y
Barcelona pasaron en cinco años del 40 al 80 % del control del crédito y del 20
al 85 % de la concentración de sedes de entidades financieras, al tiempo que el
volumen de negocio financiero que se gestiona desde Madrid y Barcelona aumentó
un 60 %. Eso sí, para pagar el coste de la reforma contaron con todos los
contribuyentes españoles”.
Acto de constitución del BCSC |
Los ‘versos sueltos’ de las cajas y el futuro
de las rurales
El
Gobierno del Partido Popular, como antes el del PSOE, sigue firme en su empeño
de convertir en sociedades anónimas bancarias a todo el sistema financiero
español. El objetivo está en impedir que, en el futuro, vuelva a ocurrir lo que
ahora ha pasado: que sean los contribuyentes quienes presten socorro a las
entidades con dificultad. Deben ser sus accionistas y sus clientes. Como ocurre
en cualquier sociedad mercantil que se va al traste. Ni más ni menos.
Las
pequeñas cajas de ahorros que aún van por libre tienen los días contados y tendrán
que buscarse a un “hermano mayor”. A pesar de su resistencia. Y las
cooperativas de crédito, principalmente las cajas rurales, que representan el 5
% del total del sistema bancario pero que están enormemente atomizadas, tendrán
que seguir el mismo camino de las cajas de ahorros: primero, concentrarse, y
después, transformarse en bancos.
Luis
de Guindos, ministro de Economía, lo ha dicho alto y claro el pasado 13 de
enero en el Congreso de los Diputados: “Como último eslabón de la reforma de
las entidades, les anunció que el Gobierno realizará en los próximos meses una
actualización del régimen jurídico de las cooperativas de crédito”, dijo
textualmente.
Actualmente
hay en España 63 cooperativas de crédito, de las que 59 son cajas rurales y 4 son las llamadas “cooperativas urbanas” (Caja
Laboral Kutxa, Caja Ingenieros, Caja Arquitectos y Novanca). La principal
cooperativa de crédito española es Cajamar, cabecera del Grupo Cooperativo
Cajamar.
Sorpresa: el banco de Cajamar establece su
sede social en Madrid
El
pasado 28 de enero se constituyó el Banco de Crédito Social Cooperativo (BCSC),
una iniciativa de Cajamar que contó con el apoyo de otras 32 cajas rurales. La
caja almeriense ha incorporado a este banco no sólo a las cajas que forman
parte de su grupo cooperativo, sino también a otras como las del Grupo
Solventia, Caja Rural de Castilla-La Mancha, Caixa Guissona y las rurales de La Vall d'Uixó, Almassora,
Benicarló, Vinaròs y Les Coves de Vinromà. La almeriense ha sucrito el 84 por
ciento del capital del nuevo banco.
El
resto de cajas rurales también disponen de un banco similar: el Banco
Cooperativo Español. De la fusión de ambos bancos y de todas las cajas que los
conforman, algo por ahora –pero sólo por ahora- impensable, podría salir una
entidad de tamaño similar al Banco Popular o al Sabadell.
La
constitución del BCSC fue acogida por la prensa almeriense y andaluza como una
buena noticia para el sector bancario andaluz, muy debilitado últimamente por
la huída de entidades como Cajasol (hacia Caixabank), Cajasur (hacia Kutxabank)
o Caja Granada (hacia BMN), que ya de andaluzas no tienen nada. El mapa
financiero andaluz se reduce hoy básicamente a dos entidades: Unicaja y Cajamar.
Las dos pequeñas cajas rurales que aún subsisten, Caja Rural de Granada y Caja
Rural del Sur, no tienen otra opción que acercarse a un socio de mayor
envergadura.
En
la nota de prensa que Cajamar distribuyó sobre la creación del BCSC no se
escamotearon detalles. Hasta el nombre del notario que dio fe de la
constitución fue ofrecido a los medios. También se ofrecieron, como es propio,
los nombres de quienes conforman su Consejo de Administración y el de su
consejero delegado, así como el capital social inicial, que es de 800 millones
de euros.
En el Paseo de la Castellana de Madrid
Pero
en tan prolija información se omitió un dato que ahora, una vez conocido, ha
resultado sorprendente: el nuevo Banco de Crédito Social Cooperativo tiene su
domicilio social en Madrid, en el Paseo de la Castellana , 87 (donde
Cajamar tiene su sede madrileña), y no en la Plaza de Barcelona, de Almería, ni tampoco en las
futuras instalaciones que Cajamar está construyendo en el Parque Tecnológico de
Almería, donde seguramente tendrá su sede operativa. La nueva sociedad ha
quedado inscrita en el Registro Mercantil de Madrid, sección 8, hoja 573805.
¿Qué
consecuencias puede tener este ‘olvidado’ detalle para el ya tan castigado
sector financiero andaluz? ¿Y para Almería? No es hora de aventurar
conclusiones sin antes oír las explicaciones de los rectores de la caja rural
almeriense. Pero jamás nos hubiéramos podido imaginar que La Caixa constituyera su banco,
Caixabank, estableciendo el domicilio social fuera de Barcelona. Tampoco lo ha
hecho Unicaja al constituir Unicaja Banco, que tiene su sede social en Málaga.
El Santander tiene casi toda su operativa en Madrid, pero su sede social sigue
estando en Santander. Lo mismo que el BBVA, en Vizcaya. A día de hoy, Cajamar
es una entidad almeriense y andaluza. Unicaja es malagueña y andaluza. El Banco
de Crédito Social Cooperativo a día de hoy es un banco madrileño si bien es
cierto que la mayor parte de su operativa se va a llevar desde Almería. O eso
parece.
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