Olga
Granado
Periodista
El
almuerzo este mediodía en Sevilla, al que está previsto que asista la
secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y la dirección regional
del partido con los ocho presidentes provinciales, debería servir para acercar
posturas antes de la junta directiva regional del PP-A convocada a las 16.30
horas en la que se fijará la fecha y el lugar del congreso que designará al
presidente de la federación y candidato para las próximas elecciones
autonómicas. Sin embargo, a esta hora, las quinielas siguen abiertas y sólo
parece haber consenso en torno a una cosa: no le conviene al partido que se
llegue al congreso de marzo con más de un candidato. ¿Pero cuál?
Cospedal ha venido hoy a Andalucía a ver si arregla 'el tema' |
De
momento, prácticamente todos descartan que se conozca hoy el nombre y dan por
hecho que las discrepancias continuarán los próximos días. Quieren conformar a
la prensa y a los ciudadanos -que podrá asistir al evento de esta tarde a
partir de las 17.15- con dar una fecha y lugar para el cónclave, con los plazos
para presentar candidaturas y compromisarios.
Lo
que está en juego es el control de una federación clave para el partido,
básicamente porque el PP sabe que los resultados en Andalucía -la comunidad
autónoma más poblada- son decisivos en unas generales y porque es la única
comunidad en la que no han gobernado jamás. Quieren también que el nuevo líder
sea la persona que comience a vender el proyecto de cara a las europeas y el
tiempo se les echa encima. Los continuos vaivenes que está dando este largo
proceso de sucesión -desde un anuncio abortado por Mariano Rajoy el pasado mes
de noviembre hasta un compromiso de que se sabría “después del turrón” pasando
por una cena fallida este martes por “las dudas” de Génova- tienen
como trasfondo el duelo entre la propia María Dolores de Cospedal y el anterior
presidente del PP-A y ganador de las últimas autonómicas, Javier Arenas. Este
último no termina de pasar página y parece no querer soltar las riendas de los
populares andaluces, pese a que le puede costar un alto precio a la formación .
La
primera se alinea con la propuesta del actual presidente del PP-A, Juan Ignacio
Zoido, para que el elegido sea el actual vicesecretario general en Andalucía, José
Luis Sanz, el favorito desde el principio, pero al que sólo apoyan sin fisuras
en Sevilla y Jaén. El también alcalde de Tomares, un hombre al que muchos
reprochan su escaso carisma, pero menos su conocimiento de las distintas
direcciones provinciales, tiene en su contra que no es parlamentario y no
podría subirse a la tribuna del Parlamento de Andalucía, donde se cuece el
debate. Y éste es precisamente el argumento al que se agarran ahora los que se
alinean con la predilección de Javier Arenas por el alcalde de Córdoba, José
Antonio Nieto. Este ha pasado de “casi descartarse” -fueron sus propias
palabras hace unos meses- y dar un paso atrás esta semana diciendo que su sitio
estaba en Córdoba, para ahora volver a dejarse querer.
En
este contexto, Javier Arenas quiere demostrar que todavía manda y María Dolores
de Cospedal quiere dejar claro que el candidato necesita el beneplácito de la
dirección nacional. Los populares andaluces se resisten a que sea por dedazo
desde Madrid y sin contar con ellos. Es también el reflejo de la tensión contra
el centralismo que se arroga Sevilla frente a las direcciones provincial de
Málaga -sobre todo- y Cádiz. En este contexto, se produce un mar de fricciones
en un partido acostumbrado a lavar los trapos sucios en casa, pero que se está
viéndose obligado a lidiar esta guerra en los medios de comunicación como nunca
lo había hecho hasta ahora.
Los
plazos
El
PP-A se ha agarrado siempre a que la elección sería cuando lo marque su
“agenda”, pero nunca ha revelado qué marca la misma. Que hace un año Juan
Ignacio Zoido dijera que quería dejar la presidencia y dedicarse sólo a la
alcaldía de Sevilla, abrió el melón de la sucesión. El nerviosismo comenzó a
crecer el pasado mes de junio, cuando el PSOE-A empezó su renovación y poco
después aupó a Susana Díaz como su líder indiscutible. Los populares manejaban
otros tiempos, más acordes con el desarrollo de las europeas, pero desde
entonces han soportado cada semana quinielas en los medios de comunicación, y
sobre todo, críticas a su falta de liderazgo por parte de los partidos que
gobiernan en Andalucía (PSOE-A e IU).
Los
nombres
Quedan
en la parrilla de salida prácticamente sólo dos: José Luis Sanz versus José
Antonio Nieto. El primero, el favorito, tiene en su contra que recientemente se ha visto salpicado por un escándalo municipal en proceso de
investigación por contratos irregulares y que, de ser desginado, podría ser
argumento recurrente para la oposición. Pero en estos meses han sonado
ministros, Fátima Bañez y Miguel Arias Cañete; el secretario de Estado de
Igualdad, José Manuel Moreno Bonilla; la delegada del Gobierno en Andalucía,
Carmen Crespo; parlamentarios como Esperanza Oña y Carlos Rojas… Cada cual con
sus apoyos, pero ninguno con tantos como los finalistas.
Los
encontronazos
En
este periodo, lo más sonado fue el golpe sobre la mesa que dio Mariano Rajoy a finales de noviembre, cuando desde la
dirección regional se había anunciado la inminencia de la decisión y ordenó
parar la convocatoria. El nombre de José Luis Sanz ya lo daba por sentado la
prensa y esto no gustó nada. Lo siguiente más sonado ha sido la anulación de la cena previa a la junta directiva
regional a la espera de una mediación desde Madrid. La cuestión parecía zanjada
tras las negociaciones en la reciente convención nacional en Valladolid, pero
no ha sido así.
Los
perjudicados
En
el partido creen que este debate les erosiona, pero no tanto como sus rivales
quieren hacer ver. “Estamos demostrando que nosotros también contamos con todas
las opiniones, que somos un partido con democracia interna, que tenemos mucha
gente capacitada para liderar nuestro proyecto y que esto no es a dedo”,
aseguran fuentes del PP-A, convencidas de que en cuestión de un mes ya no se
hablará de esto. Sí está sufriendo un gran desgaste Juan Ignacio Zoido, que ve
cómo esto distorsiona su dinámica en la política municipal, que es lo que le
importa para volver a ganar en Sevilla, especialmente porque cada vez soporta
con menos estoicismo las sesiones de control frente a Susana Díaz.
La
decisión
El
PP-A quiere tener la sensación de que es parte protagonista de esta renovación
y reivindica su peso en el partido para que se tenga en cuenta lo que aquí se
decide. De cara a la galería, todos aseguran que no se hará sin contar con
Andalucía. La disciplina suele imperar en estas circunstancias, pero como habrá
votación, en Génova a nadie se le escapa que hace falta el consenso de la
federación, o al menos de su mayor parte. No quieren un candidato elegido por
menos del 90% de los votos.
(www.eldiario.es)
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