Antonio Quesada
@AntonioFQuesada
Los ‘alcazaberos’,
esos almerienses que solemos acercarnos con cierta asiduidad a la Alcazaba , no terminamos
de entender en qué anda el Ayuntamiento de Almería para no adecentar, en el más
amplio sentido de la palabra, el entorno del primer monumento de nuestra
ciudad. Resulta tan incomprensible el estado de abandono al que somete a esta
histórica zona de Almería que lo único que se me ocurre pensar es que o bien no
les preocupa en absoluto la pésima imagen que se brinda –lo que sería
lamentable- o es que no frecuentan estas calles como debieran y desconocen lo
que ocurre, lo que sería aun peor.
Si
ya resulta bochornoso encontrarse basuras de todo tipo y escombros antes de
alcanzar las
murallas de Abderramán III, es desolador que el espacio dedicado a
aparcamientos se encuentre en tan lamentables circunstancias, sin ningún tipo
de mantenimiento ni cuidado, ofreciendo al turista accidental una suerte de
porquerías cuyo valor sería incapaz de calcular.
Todo
lo que se ve a uno y otro lado, por delante y por detrás, indica el cariño que
las autoridades municipales profesan al monumento: ninguno. El Ayuntamiento,
tan dado a bregar contra la
Junta por los horarios de la Alcazaba -no le quito ese
mérito- debería en todo caso preocuparse antes por lo que es de su absoluta competencia
y destinar todo su esfuerzo a -como se dice ahora- poner en valor lo que es de
todos los almerienses.
La
penosa actuación del Consistorio con la Alcazaba no le llega a la altura, pero casi, a lo
que ocurre en el Cerro de San Cristóbal. El mirador, que sería la envidia de
muchas ciudades, cuenta con un acceso mísero e incalificable, descuidado hasta
decir basta, no puedo más. Una vez arriba, el espectáculo es deplorable, y no
precisamente por las vistas.
Compruébenlo.
Están todos ustedes invitados a la excursión de los horrores: no desfallezcan en
todo caso y exijan al alcalde que espabile.
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