José
Fernández
Periodista
En
Gramática Política, verbos reflexivos son aquellos en los que el sujeto es uno mismo.
Es decir; que uno ensalza y valora la acción de los suyos y censura y deplora
la de los otros. Sencillo. Pero hay políticos que no han salido del Cuadernillo
Rubio de la caligrafía parlamentaria y no saben que uno no puede emplear con su
propia gente el mismo discurso que usa contra sus rivales. Más que nada porque
es tan, pero tan artificial e impostado, que suena incluso más irreal que
cuando se aplaude a los propios.
Autovía del Almanzora |
Es
decir, que aunque la presidenta de la
Junta de Andalucía se ponga en plan Mari Trini (“Yo no soy
esa que tú te imaginas”, etcétera) y salga con la ocurrencia de que “va a pedir
celeridad” a su Gobierno (el que ella misma preside físicamente cuando dirige los
Consejos de Gobierno) para la conclusión de la llamada Autovía del Mármol en
Almería, no hace falta imitarla. Pero no tenemos remedio. Igual que el cantante
de orquesta que, en mitad de la verbena del pueblo, pide a sus compañeros
músicos que no desafinen en la próxima pieza, el secretario provincial del
PSOE, José Luis Sánchez Teruel, se ha sumado a la desconcertante moda del
aparente abroncamiento interno y anuncia que él también va a pedir más
celeridad a la Junta
de Andalucía para la conclusión de esa autovía.
El tema es ridículo desde donde
se mire. Lo primero porque no es una autovía. Lo segundo porque esa carretera
que tan repentino interés ha despertado en el seno del PSOE debería estar abierta
ya hace más de una década. Y lo tercero es porque incluso contando con el
gregarismo natural de los partidos políticos, la adhesión a la necedad es
libre. Y la necedad de anunciar que se va a pedir celeridad a quien depende de
tus órdenes para empezar a moverse retrata no sólo a quien con semejante desfachatez
se burla del personal, sino también al que, por agradar sus señoritos, se suma al despropósito.
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