Diego
Cervantes
Profesor
de la UAL
El
primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Almería ocupa la concejalía
antes llamada de Urbanismo y hoy denominada Ordenación del Territorio, cambio
sobrevenido por las consecuencias de la crisis. Esta concejalía pasó de
tramitar unas doscientas licencias de obras mayores mensuales a recibir
solamente unas cuantas obras, tales como arreglar el cuarto de baño de Pepita o
la cocina de Juan.
Esa
disminución de actividad, comparada con los tiempos donde era necesario planificar
eventos y gestionar diariamente un enorme volumen de peticiones, permite que
nuestro concejal esté aburrido. Pablo Venzal, un hombre activo y deseoso de hacer
cosas por su ciudad, se estimula en Carnaval.
Carnaval 2006: Todavía no se sentía el
tsunami que arrasó la construcción. Don Pablo quiso seguir el ritmo de obras que
sus antecesores habían realizado para los Juegos. Como piensa “en grande” no
utilizó el Palacio de Congresos entonces acabado, y lo cerró durante siete
anos. Miraba a la luna de Valencia, con envidia sana de los gestores de su
partido, a la Ciudad
de Las Artes que aún no se había descascarillado.
!Almería
no podía ser menos!, se dijo. !Haré un gran Palacio que deje por los suelos a
estos rojetes! Marchó a Londres y se entrevistó con uno de los mejores
arquitectos del mundo: “Norman, are you prepared to design this in Almería”. El prestigioso y caro arquitecto contestó
“Yes, but my fees are very high”. No importa el dinero, querido Foster, afirmó
Venzal, “nos sobra con lo que obtuvimos con las parcelas del Toyo”. “Ok , let`s
do this then”. Se redactó el contrato. Hoy se llena de polvo en la estantería
del olvido.
Carnaval 2011: Las arcas municipales todavía
tenían dinero a pesar del maremoto y algunas compras. Don Pablo entraba todos
los días a la ciudad en su coche oficial, atravesando el túnel de Bayyana. No
miraba la belleza del mar, sino la fealdad de los márgenes de una carretera repleta
de construcciones industriales decadentes e inactivas. Pensaba amargamente en
esos propietarios arruinados. Fruto de ello iluminó una nueva idea. Compraría todo,
lo derribaría y, luego, veremos qué se haría. Tal vez unas zonas de hostelería,
unos jardines…
Así
se hizo, con el dinero de todos los almerienses. El problema que tiene ahora es
que
no
se acordó, o no le advirtieron, que la carretera nacional está declarada de
interés general por su propietario, el Ministerio de Fomento, que tiene que
autorizar cualquier actuación en sus márgenes. Si tampoco se permite, por ley,
edificar a 50 metros
de un viario, estamos condenados a esperar el fruto de tan cuantioso gasto para
plantar chumberas en el Cañarete.
Carnaval 2014: Está dispuesto a
recuperar nada menos que el “soterramiento”. Al alcalde ya le dijeron que ni aquí
ni en Vladivostok y el ministerio dice que quien lo quiera que lo pague. Pero
hete aquí, pensó nuestro salvador Venzal, como Adif está obligada a eliminar un
paso a nivel, aprovecharé para hacer un mini-soterramiento.
La
pregunta que se hacen los vecinos es si pasarán por su puerta las vías
enterradas. Como dice el concejal más listo, todo a su tiempo, carnaval a carnaval.
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