Emilio
Ruiz
El
viernes 13 de agosto de 1976,
a las dos de la tarde, en un Mystere de Aviación Civil,
llegaba al aeropuerto de Almería Adolfo Suárez procedente de Madrid. No llegaba
al aeródromo de El Alquián un político cualquiera. Acababa de pisar suelo
almeriense quien acababa de estrenar el cargo de presidente del Gobierno de
España, el primer Gobierno de la recién nacida democracia. Le esperaban, además
de las autoridades locales con el gobernador Roberto García Calvo al frente, su
esposa, Amparo Illana, y unas amigas de la familia: la viuda del exsecretario
general del Movimiento Fernando Herrero Tejedor y la esposa de Fernando Alcón, presidente
de la Cámara
de Comercio de Ávila.
Nada
más aterrizar, el presidente, su esposa y las dos amigas subieron a un coche
oficial camino del cortijo “Las Norias”, situado en el Cabo de Gata, propiedad
de Entursa, la Empresa Nacional
de Turismo, donde los Suárez y sus amigos disfrutaban de una vacaciones
veraniegas. Les esperaba una tarde-noche festiva: su hija María Amparo –Mariam,
familiarmente- había sido elegida Reina de las Fiestas del Cabo de Gata, y el
presidente no quería perderse el acto de coronación.
Mariam
era una chica espabilada. Y muy bonita. Se decía entonces que era el ojito
derecho de su padre, tal vez porque era la primogénita. Tenía 14 añitos y, tras
las vacaciones, iba a empezar el 8º curso de la EGB. El acto se celebró “en un ambiente
de alegría y animación”, como decía al día siguiente la prensa local. No creían
los cabogateros que el padre de la joven, un señor tan importante, iba a
asistir al acto. Se equivocaron. Poco antes de las diez de la noche, allí
estaba con ellos el presidente del Gobierno.
Adolfo Suárez, con la Reina de las Fiestas del Cabo de Gata y sus Damas de Honor. En primer término, el hermano de la Reina, Adolfo (Foto Salmerón-La Voz de Almería) |
El
acto fue muy emotivo. El alcalde de la barriada, Amós Jurado, fue quien impuso
la diadema y las bandas, no sólo a la
Reina , sino también a sus damas de honor, María Ángeles
Montes Ávarez y Ángeles María Rodríguez Segura. Seguidamente, Adolfo Suárez
Illana, hermano de la Reina; su primo Eduardo Sánchez Illana y Carlos Herrero Tejedor entregaron a
las señoritas sendos ramos de flores. Suárez y su esposa se fotografiaron junto
a las agraciadas.
Tras
el acto oficial, la fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada. El
restaurante “Mediterráneo” se convirtió en una improvisada sala de fiestas. La
familia Suárez y sus amigos incluso se dieron un paseo por las calles del Cabo,
“recibiendo –según decía La Voz
de Almería al día siguiente- calurosas manifestaciones de cariño por parte del
vecindario, a las que correspondieron con la sencillez y simpatía que viene
siendo habitual en ellos”.
El
jueves 19 de agosto Adolfo Suárez regresó a Madrid, no así su familia, que
continuó en Almería disfrutando de las playas del Cabo. Y dedicándose “a nadar
y a montar en moto, una de mis diversiones preferidas”, como diría Mariam. Poco
antes de la vuelta tuvo unas palabras de consuelo para Guillermo Verdejo Vivas, exalcalde de Almería, padre del joven
Francisco Javier Verdejo, muerto por los disparos de un guardia civil al que
‘se le disparó’ el arma cuando reclamaba “Pan, Trabajo y Libertad” desde una pintada en los muros del Balneario de San Miguel, del Zapillo.
El presidente, rodeado de vecinos del Cabo de Gata en las Fiestas (Foto Salmerón-La Voz de Almería) |
Al margen de este coincidente momento trágico, Almería
y el Cabo pudieron disfrutar de esta forma de quien más tarde destacaría como
el más cercano y popular presidente de la democracia. Nadie podía imaginar
entonces el triste devenir de algunos protagonistas de aquella festiva noche. “Una
familia tocada por la enfermedad”, ha titulado algún periódico refiriéndose a la familia Suárez. Amparo Illana
se fue en 2001 con 66 años. Mariam, la Reina de las Fiestas del Cabo de Gata de 1976, dos años más tarde, con 41. El carismático
presidente se ha ido con 81 años, pero desde hace más de diez con nosotros solo estaba físicamente. Hasta el mediodía de hoy, que definitivamente se ha ido el piloto de la
transición, el hombre que trajo la democracia a España.
Nunca un presidente de un gobierno de cualquier país estuvo tan cerca del pueblo como lo hizo Adolfo Suárez. Hoy los tenemos a años luz, subidos en un pedestal de oro y diamantes que han ido robando al pueblo español.
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