Antonio
García Vargas
Profesor de Métrica
Ayer se me fue el santo al cielo nada más despertar. El bello
amanecer cambió su blanca nomenclatura. Se veló, se me cerró, se volvió neutro,
extremadamente cauteloso. Hasta los pajarillos de mi minúsculo jardín piaban en
verso oscuro. Yo, que me he aprendido de memoria sus trinos, supe de inmediato
que algo terrible había acontecido. ¡Qué mala racha! Sí, es mala racha sin duda, pero es -como se dice- ley de vida,
aunque Leopoldo se nos ha ido aún muy joven.
Leopoldo María Panero |
Se
agolpan los recuerdos: era allá por 2004, cuando un excelso grupo de poetas nacionales
e internacionales se dieron cita en una magnífica antología y fueron repitiendo
en las siguientes ediciones con nuevas aportaciones. En ese grupo singular
estaban -además de Leopoldo- Felipe Benitez Reyes, Luis Antonio de Villena,
Jaime Siles, Luis García Montero, el peruano (ya fallecido también) José
Watanabe, la cubana Zoé Valdés, Roberto Bolaño (también fallecido), Raúl Zurita,
Cristina Peri Rossi, mi querido y tigral amigo Manuel Lozano y un largo
etcétera de grandes de la poesía internacional en lengua española.
A finales de
2005 echamos ya de menos a Leopoldo al no encontrarlo en la Antología de
Poesía Española y todos presentimos que había empeorado. Nunca más volvió a
participar y nos quedamos un tanto huérfanos.
Pero...
la vida sigue; a trompicones a veces pero… sigue. Descanse (al fin) en paz este extraordinario personaje a quien la vida castigó tanto.
He aquí unos
versos suyos dedicados a su madre, sacados de una de las varias antologías que
compartimos. Este
fragmento es de 2005:
[…]
tengo una rosa tatuada en la mejilla
y un
bastón con empuñadura en forma de pato
y
dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y
ahora que el poema expira
te
digo como un niño, ven
he
construido una diadema
(sal
al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)
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