Fernando
de Silva
Abogado
/ www.sinlavenia.com
La
jueza Alaya, actuando por motivaciones políticas, en su afán de ocupar las
primeras páginas de los periódicos y abrir los telediarios, se ha convertido en
una auténtica y dañina caja de sorpresas. Para ello juega con el
desconocimiento de los ciudadanos y la escasa preparación jurídica de los
periodistas, y crea la confusión suficiente para que muchos piensen que
están debidamente justificadas sus decisiones, aunque éstas carezcan de
motivación e incurran en numerosas contradicciones.
Para
que todos nos podamos entender es preciso aclarar que una norma legal
propuesta por el poder ejecutivo y aprobada por el legislativo es a todas luces
legal, al margen de pueda considerarse por algunos injusta, oscura o poco
clara. En consecuencia cuantas normas fueron propuestas en los últimos años por
el gobierno andaluz o por alguna de sus consejerías, y refrendadas por el
parlamento de Andalucía, en tanto que no fueron recurridas ante la jurisdicción
contencioso-administrativa ni cuestionada su constitucionalidad mediante el
preceptivo recurso ante el Tribunal Constitucional, son legítimas, y su
aplicación no puede ser cuestionada por los tribunales, ni mucho menos
considerarlas contrarias a la ley.
Alaya, el sábado / Foto: ABC |
Magdalena
Álvarez se limitó durante su mandato como Consejera de Hacienda a cumplir con
unas disposiciones aprobadas por el parlamento andaluz, que no pueden estimarse
ilegales por la jueza Alaya, por mucho que más de uno se hubiese aprovechado de
su aplicación para apropiarse de dinero público. Y esto es lo que a buen seguro
tendrá que decir la futura resolución que dicte la Audiencia Provincial
de Sevilla cuando -como es de esperar- deje sin efecto por segunda vez la
imputación de la exconsejera andaluza, o la establecerá la sentencia
absolutoría que se dicte, de ser sentada finalmente en el banquillo de los
acusados.
La
resolucion dictada la pasada semana por la jueza Alaya, en la que se impone a
Magdalena Álvarez una fianza de más 29 millones de euros, es todo un
despropósito judicial en el tiempo, por cuanto no espera a que el próximo mes
de abril la
Audiencia Provincial de Sevilla resuelta el recurso
interpuesto por Magdalena Álvarez frente a su segunda imputación, y que tiene
muchos visos de prosperar, dado que la nueva imputación no hace más que reproducir
los argumentos de la primera, que ya fue desestimada en su día. Resultando
baladi el argumento de que puede ocultar sus bienes, que ni por asomo se
acercarán en su valoración al importe de la fianza interesada.
La
alusión, para justificar su resolución, de que existe una “probabilidad cierta”
de ser condenada, es toda una extralimitación en sus funciones como
instructora, dado que no es de su competencia juzgar los hechos por los que es
acusada, ni hacer juicios de valor en tal sentido. Afortunadamente hace décadas
se consiguió separar la instrucción del enjuiciamiento, y de ello parece
haberse olvidado la jueza Alaya.
Los
motivos por los que fija la fianza en 29.568.129,20 millones de euros, y no
otra cantidad, no están debidamente justificados ni razonados, y la
mención “a grosso modo“, no deja de ser un nuevo argumento muy poco afortunado.
Pretender que Magdalena Álvarez devuelva el dinero del que se apropiaron otros
es todo un dislate judicial carente de un serio fundamento, máxime cuando todos
sabemos que no se ha quedado con un solo euro.
A
alguien se le puede ocurrir presentar una querella criminal contra Cristobal
Montoro por haber ideado la ley que permitió la amnistia fiscal de miles de
contribuyentes. Si por suerte le correspondiese en reparto a la jueza Alaya a
buen seguro que trataría de preimputarlo (término que utiliza la jueza
para los aforados, que se encuentran fuera de sus competencias), acusando al
actual Ministro de Hacienda de los delitos de prevaricación y malversación de
caudales públicos por haber sido el inventor de un sistema que ha permitido una
defraudación masiva, impiendo el ingreso de un dinero a las arcas públicas, con
intereses y multas millonarias incluidas, de haberse investigado con eficacia
el impago de los impuestos que se les perdonan. Pero sería un dislate admitirla
a trámite; la amnistía fiscal es injusta y discriminatoria, pero es legal, y en
todo caso nunca podría perseguirse penalmente a su autor, legitimado
democráticamente por las urnas, por mucho que nos duela.
Me
gustaría saber qué opina de la actuación de la jueza Alaya el fiscal que tuvo a
bien exigir responsabilidades penales al juez Elpidio José Silva por encarcelar
en dos ocasiones a Miguel Blesa, hasta conseguir que fuese apartado de la
carrera judicial; aplicando similares criterios podría querellarse contra
ella. Lo que sí parece claro es que, una vez que todo vuelva a su lugar,
Mercedes Alaya se está jugando la posibilidad de que Magdalena Álvarez le
presente una querella criminal por prevaricación y le exiga una indemnización
millonaria, por el daño irreparable que le está ocasionando a su persona. Los
dislates judiciales no pueden salir gratis ni mucho menos quedar impunes.
"La mención “a grosso modo“, no deja de ser un nuevo argumento muy poco afortunado." Además es incorrecto lingüisticamente. http://lema.rae.es/dpd/?key=grosso+modo
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