Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
En relación con el contenido de este artículo de Rafael M. Martos sobre la situación de la difusión de la prensa de papel, La Opinión de Almería ofrece un dato más preocupante aún. Según los últimos datos de la OJD, referidos al mes de enero de 2014, la difusión de La Voz de Almería es de 5.483 ejemplares y la de Diario de Almería es de 2.160 ejemplares. No disponemos de los datos de la edición almeriense del diario Ideal. No obstante, también hay que establecer el matiz de que estas tres cabeceras de papel se complementan con sus ediciones digitales, con una amplia difusión, controladas en los tres casos por OJD Interativa.
Hace
alrededor de una década, cuando abrimos el gratuito Diario de Almería (nada que
ver con el actual del grupo Joly) el principal periódico provincial era La Voz de Almería y tenía una
tirada de casi 11.000 ejemplares, de los que vendía de media de lunes a domingo
poco más de 9.000; y ahora su venta media en el periodo auditado no llega a los
6.500, habiendo perdido el 27% de sus compradores. La pérdida en el Diario de
Almería es del 21% y en Ideal de alrededor del 7%.
Estos son los últimos datos de tirada (impresos) y de difusión (los realmente "colocados" sea venta al número, suscripción, gratis, en bloque...) de los tres periódicos provinciales según |
Cada
mañana son más los lectores (usuarios) que acuden a Noticias de Almería para
informarse que los que compran cualquiera de esos tres periódicos. Es
obvio que el mundo de la información ha cambiado, que el negocio empresarial
que sostiene ese mundo también ha cambiado, pero algunos siguen sin querer
darse cuenta.
Que
un anuncio en un periódico de papel -estos o cualesquiera otros, porque el mal
es general- se pague más caro que un anuncio en un medio digital cuando va a
ser visto muchas más veces, es absurdo. Y conste que el comentario no lo apunto
únicamente a Almería, ya que si hablamos de medios como El País o El Mundo, o
ABC... observamos la misma enfermedad: que el anunciante paga más allí donde
menos se le ve, y se considera más influyente aquello que menos gente lee...
En
sus ediciones web (Ideal no cuenta porque computa como grupo y no ofrece datos
provinciales) el número de páginas leídas en 2013 en cualquiera de ellos ha
sido inferior al de Noticias de Almería. Pero resulta que los directores de los medios digitales no suelen tener el
mismo reconocimientos que los directores de los medios de papel (recuerdo
quejas en ese sentido de editores de otros diarios en la web), que no se suelen
tener en cuenta las necesidades de sus redactores cuando acuden a cubrir un
acontecimiento, que se les ningunea en algunas administraciones o en algunas
entidades.
Afortunadamente eso no es norma en nuestra provincia tal vez
porque todos nos conocemos, pero sí se produce en ocasiones (por ejemplo con
empresas a la hora de anunciarse) y a uno le dan ganas de convertir las
estadísticas en mármol y lanzárselas a la cara al fulano de turno.
Y
no, no creo que sea un problema de los periodistas -en todos ellos hay muy
buenos profesionales, celosos de la calidad de su trabajo- sino de la
desvirtuación del negocio de la comunicación. No en el hecho de que la
comunicación sea un negocio -que lo es, y de eso comemos los periodistas, los
comerciales, los repartidores, los kioskeros, los publicistas...- sino de que
ese negocio no tenga por objeto lograr lectores mediante la confianza de tus
informaciones, si no en generar ingresos de cualquier modo para sostener la
empresa (o a los empresarios).
Puede
que mis reflexiones no tengan el mayor sentido, vale, y que lo único que pasa es
que la gente prefiere lo digital al papel, pues también vale. Lo cierto es que
ahí están los datos. Opinen ustedes.
Si realmente hiciesen periodismo a lo mejor algunos pagaríamos, pero ahora ya es tarde, ya que ustedes como colectivo decidieron ir por el camino fácil de la mano del poder político aceptando publicidad a cambio de darle masa hitos y no revolver mucho. Lo de los puestos de trabajo tampoco les redimirá, sectores con más peso han caído a plomo. Disfruten de lo poco que les queda.
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