Susana y Juanma, cita en San Telmo

Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía

Hoy, lunes, Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del PP andaluz, entrará en San Telmo. De momento, de visita por más que su líder Mariano Rajoy le haya señalado el palacio que alberga el Gobierno andaluz como objetivo. La presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, tardó apenas 24 horas en coger el guante lanzado pidiendo diálogo y sus jefes de gabinetes cerraron la visita. Si los populares querían agitar la imagen de líder encumbrada y soberbia que no iba a aceptar la llamada al diálogo de Moreno, pincharon en hueso.

Susana Díaz y Juan Manuel Moreno

Al PSOE y al PP le interesa el encuentro y la foto. Vender su mensaje de cambio y renovación. Con todo, el escepticismo rodea esta cita política. Es una pena, pero es la realidad. Por más que ambos reiteren sus declaraciones sobre la necesidad de una oposición constructiva y leal, en los ambientes políticos y periodísticos se murmura con que no será sino más que una foto, útil para ambos, que estará sucedida del tactismo político, el regate corto y la falta de acuerdo. Será, si se cumplen los pronósticos de los agoreros, una oportunidad de oro perdida.

Por eso, habría que conmover a ambos líderes para que hagan un ejercicio sincero y honesto de encuentro y que detrás de los dos besos preceptivos o el apretón de manos haya verdadera voluntad de alcanzar acuerdos en temas tan dolorosos como el paro, en una comunidad donde las cifras no hacen sino acrecentar la angustia o la desafección ciudadana hacia su clase política, cuando las encuestas ratifican una y otra vez que son considerados como un problema por los andaluces, que califican mediocremente y desde la desconfianza su trabajo.

Habría que llamarlos a que imaginen que después de meses de encuentros, desencuentros y mesas de diálogo el posible acuerdo que ambos reivindican, con unas elecciones municipales a la vuelta de la esquina, salta por los aires. Así ocurre siempre o casi siempre y desde luego pasó hace un año cuando los partidos en el Parlamento andaluz se citaban para debatir medidas sobre la transparencia y la regeneración política. Entonces, Susana Díaz y Juan Manuel Moreno Bonilla tendrían que sentarse ante un ciudadano. 

Pongamosle rostro. Una chica joven, de 32 años, parada, madre de dos hijos, con su pareja también desempleado del sector de la construcción, con la dación en pago de su casa firmada tras una batalla perdida con un banco abusador e indecente. Sentar a esta mujer frente a frente y decirle que son incapaces de hacer nada más que pelearse y que no pueden encontrar puntos de acuerdo para remar a la vez en una comunidad donde todos los esfuerzos que se hagan para rebajar una lacra de millón y medio de parados son más que necesarios.

Que expliquen a esta mujer que el PP andaluz no puede plantarse ante Madrid y decirle al Gobierno de Mariano Rajoy que están llevando a cabo algunas políticas perjudiciales para Andalucía, que la comunidad necesita un plan especial de empleo como en presupuestos anteriores tuvieron Extremadura o Canarias, que a los andaluces no se les puede regatear ni un euro de la UE porque necesita todos los estímulos del mundo para salir adelante y que recursos como el presentado a la ley antidesahucios no ayudan a nada y solo siembran más angustia en un sector de la población, numeroso, que lo está pasando muy mal.

Lo mismo tendrían que decirle que comprenden y sienten su angustia, pero que los socialistas no están dispuestos a admitir que el PP, que aseguran que está hundiendo a la comunidad, ha librado crédito por 20.000 millones de euros a Andalucía para que la región pague a sus proveedores y gane oxígeno. O que durante años se ha gestionado sin rigor y, en ocasiones, con falta de escrúpulos, un presupuesto millonario que hoy revisa la justicia y que estaba destinado a los desempleados de la comunidad.

Tendrían que sentarse frente a frente y asumir los errores propios, en vez de señalar los ajenos, con honestidad, con vista a largo plazo y para ayudar al contrario. Pero entonces la política estaría cambiando de forma radical. Lo mismo ocurre. Se sientan este lunes en San Telmo dos políticos jóvenes, de otra generación, criados en sus partidos pero con otro discurso. Lo mismo quienes yerran son los agoreros que pronostican que será solo una foto y los periodistas de mirada escéptica. Tiempo al tiempo.

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