Emilio Ruiz
La
crisis general y en particular la que afecta al sector bancario están teniendo
una consecuencia negativa inmediata: el cierre de oficinas bancarias y, como
consecuencia de ello, la disminución del número de personas empleados en el
sector. Andalucía cerró el año 2013 con un total de 5.177 oficinas bancarias,
un 12,5 por ciento menos que un año antes. Almería lo cerró con 527, un número
muy alejado de las 806 que llegó a contabilizar en el año 2008 cuando aún
vivíamos la expansión de la construcción.
Protesta vecinal por el cierre de Cajamar de San José Obrero |
Se
da el caso en nuestra provincia de entidades que han echado el cerrojo de forma
indiscriminada sin mirar posición ni rentabilidades. Tal es el caso de Bankia y
Bancaja. Tras la fusión, la entidad que preside Goirigolzarri tomó la drástica
decisión de cerrar todas las oficinas de la provincia, dejando tan solo
operativa una en la capital. Del mismo modo ha procedido CatalunyaCaixa, que
sólo ha dejado la oficina de la
Avenida del Mediterráneo en la capital.
A
nivel nacional, solamente durante el año pasado llegaron a cerrarse 4.376
oficinas bancarias, quedándose reducida la red a un total de 33.527. Todos los
indicios apuntan a que durante este año 2014 se continuará con el proceso de
cierre de oficinas.
El
cierre masivo de oficinas bancarias está ocasionando enormes problemas en
poblaciones de reducida dimensión que solamente cuentan con una sucursal. Los
bancos y las cajas anteponen la rentabilidad económica a la rentabilidad
social, y están procediendo sin miramientos al cierre de las oficinas que a final
de año les ofrecen números rojos.
En
la provincia de Almería fue muy comentado, hace un par de años, el caso de
Mojácar pueblo. El municipio del Indalo acumula un buen número de oficinas
bancarias, pero todas ellas se concentran en la playa, precisamente donde la
población es mayor. El núcleo urbano principal llegó a contar con oficinas de
Banesto, Unicaja y el Banco de Jerez.
Este
último fue el primero que cerró sus puertas. Posteriormente lo hizo Banesto y,
finalmente, Unicaja. Hoy el núcleo urbano de Mojácar solamente dispone de un
cajero colocado por Cajamar gracias a una gestión realizada por el Ayuntamiento.
El
desamparo en el que se quedan algunos vecinos de zonas rurales es motivo de
preocupación. Sobre todo, cuando la población mayoritaria es de avanzada edad y
no tiene posibilidades de realizar sus operaciones bancarias en otro municipio.
Esta misma semana, medio centenar de vecinos se han manifestado contra el
cierre de la oficina de Cajamar de San José Obrero, de Cartagena.
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