Elena
Torres
Periodista
/ Teleprensa
El
alcalde de Almería ha vuelto a perder los papeles en un pleno de la capital. Lo
malo es que ya empieza a ser norma. En esta ocasión a quien ha dirigido su mal
talante y sobre quien ha descargado su soberbia ha sido a un grupo de parados
del barrio de Pescadería-La Chanca.
Tensión a las puertas del Ayuntamiento Foto: Ideal |
Preocupados
por su condición de desempleados éstos le han preguntado al equipo de gobierno
del PP de qué forma va a repercutir todos los anuncios que están realizando en
torno a obras en el barrio. Y la respuesta no ha podido ser más inapropiada que
soltar aquello de que el Ayuntamiento no tiene competencias en políticas
activas de empleo. Sólo le ha faltado poner la puntilla y mandarlos a todos a
San Telmo para que ‘molesten’ allí mejor.
Pero
como veía que el tono podía subir por el otro lado ha preferido usar su poder
de mando y apuntarles la calle como el mejor espacio al que poder ir si no
quieren hacer caso a su alcalde, que él sí sabe muy bien como son las cosas, no
como el ciudadano de a pie que ‘no tiene ni idea’. Hombre, las cosas se
puede decir de muchas maneras, pero soltarlas como exabruptos no ya contra otro
político, que se supone está a tu nivel de conocimiento, sino contra un vecino
de un barrio de tu ciudad, me parece demasiada osadía por su parte.
Yo
entiendo que después de un pleno llano, de esos en los que todo fluye sin
apenas dificultades, cuando el gobierno está a punto de levantar sesión tener que
‘aguantar’ un chorro de preguntas de ciudadanos de a pie que quieren saber
sobre cómo va la limpieza en su barrio, por qué le ponen multas injustificadas,
qué va a hacer para evitar que corten el agua a familias con menores que no
pueden pagar el recibo… pues no apetece. Pero es lo que tiene ser primer edil.
En
esta ocasión, además, algún vecino le apuntaba que precisamente una barandilla
no es la prioridad del barrio de Pescadería. En definitiva, los vecinos le
planteaban que hay otras necesidades antes que ciertas obras que se nos venden
como logros. Y sin duda la fundamental es acabar con el paro. Eso que
todos los que tenemos los pies en el suelo lo vemos clarísimo, pues mira por
donde los políticos no lo entienden. Y en esta ocasión el consistorio capitalino
ha preferido ponerse sus particulares orejeras y no atenerse ‘más que a lo que
le corresponde’.
Probablemente
el Ayuntamiento no tenga competencias en materia de políticas activas de
empleo, aunque no entiendo muy bien entonces para qué narices tenemos una
concejalía de Empleo -supongo que hay que justificar un sueldo- ni tampoco por
qué gastamos tanto en viajes de promoción turística cuando tampoco parece
muy claro que ésta sea una función específica del consistorio.
Lo
que sí tengo claro es que el mayor problema que tiene este país desde hace ya
demasiados años es el empleo, y sobre él todas las administraciones debían de
haberse volcado porque en situaciones extremas y sin precedentes tal vez habría
que haber revisado el papel de cada cual.
Lo
que me ha quedado claro del pleno, sin embargo, es que los vecinos han sido
bastante más dignos que el primer edil, optando por marcharse ante el insulto
que sin duda han recibido no tanto por lo que ha dicho el alcalde de Almería
sino por cómo lo ha dicho.
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