Antonio
Quesada
@AntonioFQuesada
La
desesperación no conoce de leyes ni de normativas. Esto es lo que debería de
haber tenido en cuenta el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador,
antes de dar un desplante tras otro a la Plataforma de desempleados de Pescadería-La
Chanca, personas que reclamaron, primero en el pleno y después en la calle, al equipo
de Gobierno municipal que se implique en la resolución de los problemas que
padecen los vecinos de este barrio.
Al
alcalde de la capital le faltó mano izquierda y le sobró mano derecha para
manejar una situación que, efectivamente, no es cómoda para nadie. Que alguien
te diga a tu cara que el 60 por ciento de las familias de esta zona de Almería están
en paro, que el Ayuntamiento les está embargando cuentas o que se está cruzando
de brazos mientras se les corta el agua a familias con niños pequeños, no es
plato de buen gusto.
Sin
embargo, olvida que estos ‘trastornos’ tan mundanos van indudablemente en el
sueldo que le pagamos todos los almerienses. El tono que empleó Luis Rogelio Rodríguez-Comendador
con los vecinos de este barrio fue de todo menos adecuado, especialmente cuando
les espetó que, como abogado, sabía más de leyes que todos los presentes.
Igual
es así, pero no me negarán que resulta curiosa la forma de argumentar de
nuestro alcalde a unos vecinos que reclamaban ayuda a su Administración más
cercana. Plantarles cara de esa manera tan arrogante, tal y como reflejan los vídeos
que se han publicado, me parece insólito a la par que descriptivo de lo alejado
que está este Ayuntamiento de la calle y de los problemas que padecen los
almerienses.
No
ayuda en nada el alcalde de Almería con esas imágenes a que los ciudadanos vean
en la política la solución a sus problemas. Más bien inducen a pensar en todo
lo contrario, especialmente cuando desde el equipo de Gobierno municipal se
dedica más tiempo a hacer propaganda de grandes obras que a atender lo más cercano.
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