Cristina Narbona
Exministra de Medio Ambiente
La exministra de Medio Ambiente
Cristina Narbona publica una Carta al Director en el periódico El País que por
su interés reproducimos:
En 2004, al iniciar mi etapa
como ministra de Medio Ambiente, apenas el 60% del litoral había sido objeto de
deslinde conforme a la Ley de Costas de 1988, lo que había permitido que muchas
construcciones invadieran un dominio público todavía no delimitado definitivamente.
El hotel Algarrobico había
obtenido licencia de obras un par de años antes; según las normas subsidiarias
del Ayuntamiento de Carboneras, se alzaba en “suelo urbano”, por lo que solo
debería respetar 20 metros de la zona de protección establecida por la Ley de
Costas. No se había concluido aún el deslinde y entendí que estábamos a tiempo
de evitar que la construcción invadiera los 100 metros de protección que debían
aplicarse (como ratificó, con posterioridad, la Audiencia Nacional).
Intenté persuadir al promotor y
al Ayuntamiento de que se modificase el proyecto, con un retranqueo factible en
ese momento, advirtiéndoles de que, de seguir adelante con el proyecto inicial,
cuando el deslinde definitivo estableciera una franja de 100 metros, el hotel
incumpliría la Ley de Costas y el ministerio estaría legitimado para actuar.
Por tanto es falso que no existiera diálogo entre el ministerio y el
Ayuntamiento, como se afirma en el artículo.
Lamentablemente, no se llegó a
ningún acuerdo, y la obra siguió adelante sin ninguna modificación.
Probablemente, el promotor creyó que el Gobierno no exigiría el cumplimiento de
la Ley de Costas.
La única herramienta de la que
yo disponía como ministra de Medio Ambiente era la de iniciar el proceso
expropiatorio, en aplicación de la Ley de Costas. Y así lo hicimos: antes de
terminar aquella legislatura, habíamos alcanzado incluso un preacuerdo con el
promotor para llevar a cabo una permuta que permitiría la demolición íntegra
del hotel, minimizando el coste para el Gobierno por la correspondiente
indemnización. Dicho procedimiento se paralizó, dada la posibilidad de que se
declarase nula la licencia de obras (cuestión todavía no resuelta).
Una demolición que, por cierto,
puede generar empleo estable, mediante una operación de reciclaje y puesta en
valor de los materiales y equipamientos del hotel, así como de los espacios
naturales recuperados. Y, por supuesto, también gracias a la recuperación del
atractivo turístico de Cabo de Gata, seriamente dañado por la imagen demoledora
del Algarrobico.
No extraña que esta señora fuera la primera ministra de MA del contador de nubes. Puede seguir contando mentiras y venir a pasearse en el barquito de la Junta que le pagamos los andaluces; como cuando era novieta de Borrell. Pero basta leer la carta de Aurelio Nogues que circula por facebook para entender "la complejidad" del Algarrobico en toda su simple y miserable esencia. Mientras, más del 60% de la costa sigue sin deslindar.
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