José
Luis Sánchez Teruel
Secretario
General del PSOE de Almería
Se
veía venir. Luis Bárcenas, tras unos meses en la cárcel, ha tirado de la manta
y ha declarado ante el juez Ruz que el Partido Popular no tenía una caja B sino
más de 50, una por cada provincia y región, para sufragar las campañas electorales.
La denuncia del más famoso ex tesorero de todos los tiempos va un paso más allá
de los informes policiales y de lo incluido en los autos judiciales que se han
ido conociendo, situando al PP frente a la enésima confirmación de su
financiación irregular.
Una
acusación de tal calibre merece una explicación y mucho más, a todos los
niveles. Desde Mariano Rajoy, que ostenta la máxima responsabilidad, hasta el último
dirigente provincial en cada rincón de España, que deberían rendir cuentas
también con el mismo nivel de exigencia. De ahí, que en Almería le hayamos reclamado
al presidente del PP, Gabriel Amat, que dé todo tipo de explicaciones,
empezando, por ejemplo, por enseñar las facturas de los últimos comicios electorales.
Todo
el mundo recordará esa campaña, que salio hasta en la sopa, donde Arenas no era
Arenas sino Javier. O las de los alcaldes ‘populares’ en las municipales, con
vallas publicitarias por doquier, o aquel comentario generalizado sobre el buen
trato que el PP daba a sus interventores y apoderados o a ciertos colectivos. De
eso va esto.
Las
manifestaciones realizadas por el hombre que manejó las cuentas del PP durante
30 años son muy graves y obligan al máximo dirigente de los ‘populares’ en
nuestra provincia a salir ante la opinión pública con todos los papeles en la
mano. Gabriel Amat no puede mantenerse en silencio ni eximirse de sus
obligaciones, sino que tiene que emerger ya de su escondite y decir cómo ha
pagado sus campañas, enseñando los justificantes.
También
debe de dar explicaciones el diputado autonómico del PP por Almería Javier Arenas.
Sobre él, la mujer del ex tesorero dijo que Arenas “le tenía mucho cariño a Bárcenas”,
lo que justifica que el Partido Popular presuntamente le pagara 20.000 euros al
mes, para que estuviera callado, lógicamente.
Lo
que está pasando en torno a este asunto es vergonzoso y la sociedad no puede
permitir esta permanente actitud de la derecha, que piensa que puede hacer lo
que le dé la gana sin que pase nada. Si no rinden las cuentas que se le
reclaman, se lo deben pedir sus militantes y la sociedad en su conjunto.
De lo
contrario, el 25 de mayo los votantes tendrán la oportunidad de enseñarles la
tarjeta roja y echarlos del campo de juego político, porque no es posible que
ante un asunto de tal calibre den sistemáticamente la callada por respuesta. La
democracia es incompatible con este juego sucio.
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