Antonia
Sánchez Villanueva
Subdirectora
de La Voz de
Almería
La
subdirectora de La Voz
de Almería, Antonia Sánchez Villanueva, ha encontrado un filón informativo en
el informe elaborado por la Agencia
Tributaria en torno a la Operación Poniente.
Durante varios días consecutivos, la edición de papel del periódico abre con un
caso que cada día nos ofrecer nuevas sorpresas. Hoy, Sánchez Villanueva destaca
el papel de José Amate, quien parece ser el que más rédito económico sacó del
que parece ser un enorme saqueo de las arcas municipales de El Ejido.
En la presunta trama de corrupción
continuada que durante más de una década expolió las arcas del Ayuntamiento
de El Ejido a través de la empresa mixta Elsur y los contratos de servicios
municipales figura un personaje con nula identidad mediática pero con un papel
protagonista en el ‘saqueo’. José Amate Rueda, exdirectivo de Abengoa y
director de explotación de Elsur hasta 2006, es señalado por la investigación
judicial del Caso Poniente como la persona que más dinero se llevó de
Elsur, con la participación activa de su entorno familiar (mujer, hijos y
yernos).
Edición de hoy de La Voz |
Su beneficio fue de 24 millones de
euros en siete años, de 2002
a 2009, que es el periodo que alcanza el procedimiento
abierto en el Juzgado de Instrucción 2.
El informe pericial definitivo aportado al sumario por la Agencia Tributaria
no solo pone cifras al presunto desvío de dinero que procedía, en última
instancia, del Ayuntamiento. También detalla cómo funcionaba, basándos en
declaraciones judiciales de testigos, documentos e informes oficiales y bases
de datos fiscales de la propia AEAT.
Amate Rueda, de ascendencia almeriense pero
afincado en Sevilla, creó y controló, incluso después de su jubilación, un
entramado de sociedades mercantiles que subcontrataban servicios con Elsur.
Pero estas sociedades, lejos de funcionar como auténticas empresas que desarrollaban
un trabajo y tenían unos gastos de explotación, se limitaban a poner
trabajadores que utilizaban las oficinas, vehículos, maquinaria, herramientas,
teléfonos y organización del propio Elsur.
Por este método, las distintas sociedades
instrumentales de los Amate -que se iban sucediendo unas a otras con el
mismo objeto social y las mismas personas- facturaron a Elsur 53 millones (46
millones + 6,9 por IVA). Y sus gastos, según los peritos, se limitaron a 19
millones en personal. Así, sin estructura ni medios propios, con una
inversión mínima (el capital social de 3.000 euros) y sin ningún riesgo
empresarial, obtenían beneficios “absolutamente desproporcionados” de en torno
al 80% del canon.
¿A qué imputaban los gastos declarados que
le dieron pie a cobrar esas cantidades? Según Hacienda, se incluyeron en
las declaraciones pagos a otras sociedades del grupo (patrimoniales), se
simularon pagos con facturas falsas y se sufragaron bienes no relacionados con
los servicios (gastos personales de la familia). Todo con un objetivo: “la
desviación de fondos procedentes de la sobrefacturación a Elsur hacia sus
beneficiarios últimos, la familia Amate”.
El destino de una parte importante del
dinero procedente de las ganancias que la familia de José Amate Rueda
obtuvo con las subcontratas de Elsur ha sido la adquisición de patrimonio
inmobiliario, tanto rústico como urbano según han detectado los peritos de la Agencia Tributaria.
Este importante patrimonio, adquirido entre los años 2002 y 2009, incluye,
entre otros, pisos en Sevilla, la promoción de viviendas en dos calles de la
localidad de Carmona (provincia de Sevilla) y la compra de hasta 27 hectáreas de
terrenos agrícolas de regadío en Cantillana (Sevilla).
Estas adquisiciones se hicieron en su
mayoría a través de las sociedades patrimoniales de la familia, Avilama SL
y Carfama Gestión. Como anécdota, en el inventario de bienes de Avilama SL
figura el número de árboles de su propiedad (correspondientes a las fincas
agrícolas), y que suma 11.649.
Capítulo aparte merece la promoción de
viviendas de lujo de Carfama en la calle Ceán Bermúdez de Sevilla. Allí, la
sociedad de la familia Amate Ávila adquirió dos solares cuyas construcciones
anteriores fueron demolidas para construir un edificio de cuatro alturas de
viviendas de lujo. El total de gasto previsto para esa promoción ascendía a
algo más de 4 millones de euros y, sin embargo, en la documentación encontrada
por la Agencia
Tributaria se computa un 0 al apartado de gastos financieros
para sufragarla, lo que lleva a Hacienda a deducir que el edifico “se construye
exclusivamente con dinero procedente de las subcontratistas de Elsur.
Esas viviendas, de 300 metros cuadrados
de superficie cada una, parecían estar destinadas a los propios miembros de la
familia, según lo que se desprende también de la documentación analizada.
Además, Hacienda concluye que buena parte del dinero que utilizan las
sociedades patrimoniales de los Amate en la compra de patrimonio inmobiliario o
en obras de construcción de promociones está “ennegrecido” al estar enmascarado
con facturaciones falsas utilizadas para computar como gastos irreales a las
sociedades.
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