Antonio
Quesada
@AntonioFQuesada
Dice
el alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez, que los resultados de las elecciones
europeas no han sido los esperados para el PP pero que “tampoco son para
pegarse un tiro”. Evidentemente, no es necesario que nadie llegue a esos
extremos pero igual le iría mejor si los almerienses le escucharan hacer de vez
en cuando un poquito de autocrítica. O mucha, llegado el caso. También ayudaría
lo suyo que los concejales del equipo de Gobierno se bajaran de ese palmo por
encima del suelo en el que se suben a la menor oportunidad.
Luis Rogelio Rodríguez |
Ese
desapego terrenal está provocando que cada día sean más los vecinos que se
suman al pleno para reivindicar en la casa de todos lo que su alcalde no quiere
ver o evita reconocer: que la mayoría de los barrios están abandonados a su
suerte. Que El Puche, por ejemplo, pase por Irak para una serie de televisión -tal
y como se ha criticado desde la bancada de la oposición- sin necesidad de atrezo,
da que pensar.
La
lectura interna que ha hecho de esto el Partido Popular es que, efectivamente, algo
de esto habrá y nada mejor para un lavado de cara que anunciar obras por
doquier. El problema es que no todo el dinero anunciado –7 millones de euros–
irá destinado a los barrios y que la fórmula empleada para completar esa
partida económica es una modificación presupuestaria tan solo tres meses
después de que haya entrado en vigor el presupuesto actual, lo que pone a las
claras la absoluta falta de previsión del equipo de Gobierno y que nada de esto
entraba en sus planes.
El
problema de fondo que tiene el actual equipo de Gobierno no es, en todo caso,
el parcheo constante al que nos tiene acostumbrados a los ciudadanos sino el
tono de ‘superioridad intelectual’ que destila. Va a ser que esto del ‘cañeteo’
tiene en las filas del PP más seguidores de los que creíamos y que el
exministro de Agricultura solo ha pagado los platos rotos de esa corriente de
pensamiento.
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