Emilio
Ruiz
Quienes
se dedican a la actividad política están sujetos a una serie de condicionantes
que no tienen por qué afrontar los ciudadanos que no están sometidos a la voluntad popular. Los pensamientos y las creencias son importantes, pero la manifestación de esos pensamiento y esas creencias, cuando se trata de un político, lo son aún más. Diplomacia sobre todo. Arias Cañete
puede estar convencido de que intelectualmente un hombre es superior a una mujer. Es un
disparate, pero puede llegar a creerlo, porque las creencias son libres. Fátima Báñez puede creer que la Virgen del Rocío nos puede echar
una mano para solucionar el problema del paro que padecemos. Puede creerlo, es un
disparate, pero puede creerlo. Incluso la ministra puede creer, y posiblemente cree, que los favorables últimos datos del Inem se deben en parte a la intervención de esa imagen que tanto devoción despierta en algunos. Lo que no pueden hacer ni Arias Cañete ni Fátima Báñez es trasladar
estos pensamientos, esas creencias, esas convicciones ideológicas, muy personales y, en opinión de muchos, un tanto peculiares, al resto de la
ciudadanía para que también los haga suyos o al menos los comprenda o comparta
Pablo Venzal, en Canal Sur |
Hay
que cuidar las formas y las expresiones y hay que respetar al destinatario de los mensajes. Porque el
traslado de un pensamiento inadecuado, aún honesto, puede herir las sensibilidades
ajenas. A un político no se le puede admitir la ingenuidad. Los ingenuos deben dedicarse a tarea distinta de la política.
Recuerdo que hace un par de años la cadena Ser de Andalucía celebraba unas tertulias semanales entre mujeres políticas andaluzas, de distinto signo político. Cierto día había un acontecimiento futbolístico de importancia, no recuerdo exactamente cuál. Sí recuerdo que, al final del programa, el presentador preguntó a las contertulias por su equipo favorito. La política electa de Córdoba no lo dudó un instante: “¿Yo?, de quién, sino del Córdoba”. De igual modo respondió una contertulia sevillana. Ésta incluso rizó el rizo diplomático: “Yo soy del Betis, pero mis hijos me han salido del Sevilla”.
Recuerdo que hace un par de años la cadena Ser de Andalucía celebraba unas tertulias semanales entre mujeres políticas andaluzas, de distinto signo político. Cierto día había un acontecimiento futbolístico de importancia, no recuerdo exactamente cuál. Sí recuerdo que, al final del programa, el presentador preguntó a las contertulias por su equipo favorito. La política electa de Córdoba no lo dudó un instante: “¿Yo?, de quién, sino del Córdoba”. De igual modo respondió una contertulia sevillana. Ésta incluso rizó el rizo diplomático: “Yo soy del Betis, pero mis hijos me han salido del Sevilla”.
Le
hicieron la misma pregunta a Pilar Navarro, por aquel entonces diputada
andaluza por Almería. ¿Cuál creen que fue la respuesta ofrecida por Pilar? "¡Del Almería, de quién si no!", dirán. Negativo. La que
también había sido concejal del Ayuntamiento de Almería lo tenía claro: “¡Yo,
del Madrid!”. ¡Toma sinceridad! ¡Y abajo la diplomacia!
Las
redes sociales se han hecho eco estos días de lo que mucha gente considera una
salida de tiesto de Pablo Venzal, concejal del Ayuntamiento de Almería y
candidato por el Partido Popular en las elecciones europeas. El mismo día que
se jugaba la final de la Copa Europa League entre el Sevilla y el Benfica, Venzal era entrevistado por Canal Sur. “Buenas días y mucha suerte, señor Venzal”, fue la despedida del presentador del porgrama, Carlos María Ruiz. La
respuesta de despedida del almeriense, según la mayoría de intervinientes en las
redes sociales, fue ésta: “Un saludo, muy buenos días, y que el Sevilla no gane
la final de esta noche”.
No vi la entrevista. La he visto ahora porque alguien ha tenido la delicadeza de mandármela por correo electrónico. Al final de la misma, el entrevistador, Carlos María Ruiz, poco menos que se echa las manos a la cabeza. “¡Uauh!", exclama, "eso sí que es
un soneto con pie quebrado; eso dicho por el señor Venzal, bueno tendremos que
hablarlo con él, porque el tema da para varios programas… Hoy, desde Andalucía, todos con el equipo andaluz, es lo que todos sentimos”. Por supuesto, el periodista de Canal Sur daba
por hecho que el deseo de Pablo Venzal era que el Sevilla se viniera de Turín con el rabo entre las piernas. Aún siendo esto así, sobraba el comentario del presentador. Pero ésta es otra cuestión.
He visto hoy, digo, la entrevista y cuán diferente es la realidad. Es lo que tiene este hermoso idioma que hablamos los andaluces, y particularmente los almerienses. La -s implosiva que tanto disloca a algunos, especialmente a quienes son proclives a hacer lo blanco negro. Las palabras de Venzal no ofrecen dudas, excepto a quien quiera dudar. Manifestó exactamente lo contrario de lo que el periodista entendió. Ésta fue su despedida: “Un saludo, buenos días y que el Sevilla nos gane la final de esta noche”. Qué distinto, ¿verdad?
He visto hoy, digo, la entrevista y cuán diferente es la realidad. Es lo que tiene este hermoso idioma que hablamos los andaluces, y particularmente los almerienses. La -s implosiva que tanto disloca a algunos, especialmente a quienes son proclives a hacer lo blanco negro. Las palabras de Venzal no ofrecen dudas, excepto a quien quiera dudar. Manifestó exactamente lo contrario de lo que el periodista entendió. Ésta fue su despedida: “Un saludo, buenos días y que el Sevilla nos gane la final de esta noche”. Qué distinto, ¿verdad?
Aquí se puede ver el vídeo con la parte de la despedida:
https://www.youtube.com/watch?v=gCFN_qn9gas
https://www.youtube.com/watch?v=gCFN_qn9gas
Son todo tonterías... Yo también creo que el señor Venzal dijo "nos". Y no porque lo haya entendido así, sino que ¿por qué va a desear un mal públicamente y luego sonreír? Pero que da igual. Lo que si me parece lamentable es que pidan la destitución de este hombre porque haya dicho "no", ¡DESTITUCIÓN! Y no porque su campaña no guste, se haya faltado respeto a alguna persona o esté imputado por algún caso de corrupción, no. Es porque, supuestamente, no quiere que el Sevilla gane la final de la Uefa. Se demuestra, una vez más, que el fútbol es lo que importa en España.
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