Carmen
K. Salmerón
Gastronomía
Flamenco-Punk
Si
hay algo que el divino savoir
faire almeriense cultiva con devoción sagrada son las horas del
aperitivo. Cierran los comercios a la una y media al medio día, a las ocho por
la tarde. Es cuando se abre la hora del culto. El almeriense, de
nacimiento o de vocación, se entrega al hedonismo fehaciente y salvador del
refrigerio y la tapa. La tapa une, lima asperezas, ensarta conversaciones,
cierra negocios, celebra encuentros. La tapa, en Almería, habla de la memoria
histórica de su pueblo, los tempranos, como dice el famoso taranto de
Pedro El Morato.
En Almería no solo se habla del tiempo (que
también), se habla de las tapas. De las tapas de toda la vida. De las tapas
de pescaíco autóctono; a la
plancha o frito. De las tapas enormes que ponen en tal sitio. De quién inventó
las tapas de chérigans. De dónde
ponen las mejores tapas de Ajoblanco, de Gallopedro, de Brótola, de
Marraná de pulpo, de Jibia en salsa, de Caracoles picantes con almendras, de
Migas (cuando el sueño de la lluvia se hace realidad), de Gachas, de Gurullos
con conejo, de… cientos, porque son cientos de tapas diferentes las que se
degustan y disfrutan en la provincia (la interior, la alpujarreña, la
marinera, la del poniente, la del levante) y en la capital.
Con estos precedentes del Dios Tapa, a
nadie en su sano juicio se le ocurriría poner en Almería, la tierra del cine,
del sol, del desierto y de las tapas, digo, a nadie se le ocurriría
poner ¡un bar sin tapas! Pero, oh, humano, ser que moras en el
equívoco, estás confundido. Alguien ha tenido la desafortunada idea de montar
un bar ¡sin tapas!, sin tan siquiera unas tristes patatillas fritas de bolsa;
sin unas modestas olivillas de la oferta del Prica… Un bar sin tapas,
pero con precios de bar con tapas (como son todos los bares de la ciudad
andaluza más oriental).
Se trata del chiringuito El Palmeral, en la playa del Zapillo.
2 € vale el quinto de cerveza ¡sin tapa! (y sin nada que echarse a la boca). Los
precios de la caña (con su pedazo de tapa) en Almería oscilan entre 1’75 y 2’60
€, según sea la provincia, la costa, el centro de la ciudad o un barrio.
No se puede poner un bar en Almería sin
tapa. Y menos siendo un chiringuito. Montar un bar sin tapas en la tierra
de las tapas es saltar sin red al abismo de la ruina más estrepitosa.
Por 2’40 € se saborea una tapa deliciosa de
pescaíco frito, o a la
plancha, o de cocina tradicional, o de carne o chacinas en el
chiringuito Los Marisquitos de
Retamar, con unas vistas alucinantes a toda la bahía de Almería, desde el Cabo
de Gata a la izquierda, hasta la
Mojonera a la derecha. Con unas puestas de sol que quitan el
hipo más pertinaz.
Almería, sus aperitivos, sus tapas, sus
chiringuitos mecidos por el canto del mar y el aroma de la cocina, sus
vinos, sus tapas en uno de sus chiringuitos junto al mar ofreciendo una
exultante puesta de sol, eso, todo eso, es lo más parecido a estar en el
Paraíso.
Habrá sido algo ocasional o malentendido. Yo voy muy a menudo a tapar y tienen una carta espectacular. Las tapas son muy grandes, muy sabrosas y son muchas.
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