Javier
Adolfo Iglesias
Periodista
Cien
activistas de Greenpeace procedentes de diversas provincias españolas llegaron
ayer al paralizado hotel construido en la playa de El Algarrobico en lo que ha
sido la mayor acción de protesta colectiva en su historia y por tanto la mayor
realizada en contra de la edificación paralizada por los tribunales. Esta es la
sexta vez desde 2003 que activistas de Greenpeace acuden al hotel para
denunciar su supuesta ilegalidad. Su objetivo es dibujar un enorme punto negro, de más de 8.000 metros cuadrados ,
en la fachada de la construcción, para simbolizar que es el mayor punto
negro de la urbanización de la costa española.
El Algarrobico, ayer |
Anoche, el punto negro no había sido acabado. Los
activistas, enfundados en monos naranjas, lo fueron pintando a mano, con rodillo
y pintura normal al agua, cuya cantidad y tipo exacto no ha concretado el
director ejecutivo de Greenpeace Mario Rodríguez. “Es lo más ecológica posible,
pero más impactante que la pintura es el propio hotel en una zona protegida”,
declaró.
Con esta acción la organización ecologista reclama el “desmantelamiento
inmediato” del hotel, propiedad de la promotora la promotora Azata del Sol. Varios activistas portaban pancartas donde se podían leer “Algarrobico punto
negro de la costa” y “Demolición ¡Ya!”.
Mario Rodríguez ha exigido tanto a
“Le
capacitan para ordenar inmediatamente el desmantelamiento del hotel y la
restauración de la playa”, afirma Rodríguez, quien considera la sentencia del
pasado 21 de marzo del TSJA, que declara que “el terreno de El Algarrobico y el
adyacente son urbanizables” como parte del “entramado judicial complementario
que forma parte de la estrategia y los intereses de la promotora del
hotel. El director de Greenpeace expresa su sorpresa por las declaraciones del
vicepresidente de la Junta
Diego Valderas, “es desconcertante, ¿a qué tienen que
esperar?”.
En la propiedad se presentó una pareja de la Guardia Civil y una
veintena de vecinos no organizados, entre ellos el portavoz socialista José
Luis Amérigo, quien se opone a esta acción. “El PSOE luchó por
este proyecto y la Junta
lo trajo aquí. Carboneras tiene un 40 por ciento de desempleo y a Greenpeace no
le importa el futuro de Carboneras pero nosotros seguimos luchando por su
futuro y por el empleo”.
En esta misma línea, el alcalde de Carboneras,
Salvador Hernández, se ha opuesto a acciones como estas que solo llevan de forma
injusta una mala imagen de su pueblo a través de los medios de comunicación.
“Solo buscan publicidad y en cambio nosotros abogamos por el respeto al Estado
de Derecho. Hay que abogar por la creación de empleo y no por la destrucción de
inmuebles”, afirmó ayer.
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