Iván Gómez
Redactor-Jefe de Diario de Almería
British
Airways puso en marcha en mayo de 1974 la primera ruta aérea directa y regular
desde el Aeropuerto de Almería hacia un destino internacional. Desde que la
instalación almeriense abriera sus puertas el 6 de febrero de 1968, tras una
inversión cercana a los 350 millones de pesetas, no se había operado ningún
vuelo con el extranjero sin hacer escala y, de hecho, la conexión británica fue
la única regular que se desarrolló en aquella década.
Inauguración |
Cuatro años antes ya se
volaba todos los domingos a París, a través de Valencia, si bien no existió una
conexión directa, lo que viene a suponer el despegue internacional del
Aeropuerto de Almería, hasta la llegada de ese vuelo a Londres de mayo de 1974
con carácter semanal. Y no podía ser a otro destino, como si de algo
premonitorio se tratase porque el mercado británico es uno de los grandes
artífices de la proyección exponencial que ha registrado el tráfico foráneo en
el Aeropuerto de Almería durante los últimos cuatro años.
A
partir de aquella ruta llegaron los charter, principalmente de las compañías
alemanas LTU, Hapag Lloyd y la inglesa Britannia. Iberia prolongó la conexión a
Barcelona en verano hasta Alemania y en el invierno a Inglaterra. Aunque la
permanencia en el tiempo de ese vuelo directo a Londres no fue prolongada -se
suprimió el 9 de octubre de 1976 al ser deficitaria por la crisis económica que
azotó al turismo- marcó un hito en la historia de la aviación al descubrir las
enormes posibilidades para la provincia que brindaba una ruta directa con
el extranjero.
En los medios turísticos de la ciudad se lamentó la supresión de
la línea Almería-Londres, como recoge El País de septiembre de 1976,
y se cuestionó duramente que no se hubieran llevado a cabo proyectos para la
“diversificación” de la oferta y efectivos en la zona del Cabo de Gata
contribuyendo a una merma sensible del turismo británico.
En su análisis sobre
la evolución del Aeropuerto entre los años 1968-1978, el historiador José Jaime
Capel Molina narra que las campañas publicitarias del Estado comenzaron a
recoger las posibilidades de la provincia, en aquella época Costa del Sol, en
la década de los setenta logrando una importante llegada de vuelos charter con
turistas hacia nuevos complejos hoteleros de Roquetas y Aguadulce y hacia los
clásicos centros hoteleros de Mojácar. Se pasó de 11.258 visitantes en 1971 a 54.450 en el año que
se estrenó la conexión a Londres a pesar de la crisis económica.
Postal de Almería |
En 1975 son
80.220 turistas europeos, sobre todo de Alemania Federal, Gran Bretaña,
Holanda, Bélgica, Italia, Francia y Portugal, y 94.976 los pasajeros
nacionales. También se realizaron los primeros charter a Estados Unidos, pero
no llegaron a consolidarse.
El
vuelo a Londres que duró un par de años marcó un antes y un después para las
comunicaciones aéreas de Almería con el mundo en las que precisamente se ha
asentado su mayor crecimiento en los últimos años, un exponencial progreso que
permite generar hoy actividad para 36 empresas y 418 empleos directos e
indirectos. Y es que desde 2010 el número de los pasajeros con origen o destino
internacional ha aumentado en casi un 45%, a lo que ha contribuido el tirón de
destinos como los países nórdicos, Europa del Este, Bélgica, Holanda o Rusia.
El estallido de la crisis a mediados de 2008 tuvo una importante afección sobre
los mercados extranjeros que tradicionalmente emitían turismo hacia la
provincia, pero la mayoría de destinos se han ido recuperando y desde 2012 ha sido el mercado
nacional el que más se ha resentido. Esa circunstancia llevó al Ministerio de
Fomento, a través de AENA, y al conjunto de las administraciones encargadas de
la promoción turística de la
Costa de Almería a poner sobre la mesa una decidida apuesta
para la captación de rutas foráneas, con el objetivo de ir atenuando los
efectos propios de la debilidad de la demanda doméstica.
El
cambio comenzó a notarse en 2011, con un alza del 8,5% en el tráfico
internacional, que se vio favorecido por la firma de acuerdos con los
principales turoperadores europeos. Fue el año pasado cuando se produjo un
verdadero punto de inflexión para el tráfico extranjero con un repunte del
26,4%. El número de usuarios que volaron en conexiones hacia otros países se
acercó a los 392.000. Ese aumento permitió que el peso de la actividad
internacional crezca nada menos que 14 puntos hasta representar el 56,4% del
total de los viajeros que se movieron en operaciones comerciales (supera
incluso la proporción lograda en 2007 cuando el Aeropuerto batió su récord
histórico de pasajeros).
La temporada de verano resultó clave en este
salto cuantitativo, con vuelos a 39 ciudades, de los que 27 estaban en el
exterior: los movimientos programados a los destinos ingleses aumentaron en más
de un 24% respecto al verano de 2012, con Eslovaquia un 35% y con Holanda un
16%. También mejoró la actividad con Suecia, llegando incluso a duplicarse, y
Dinamarca, donde logró subir de forma exponencial.
La
tendencia se mantiene en lo que va de año. Las estadísticas de abril han sido
la mejor prueba, al registrarse una subida del 30,4% de los pasajeros
internacionales. También se consolida otro cambio iniciado en la segunda mitad
de 2013, una continuada contención en la caída del tráfico doméstico que entre
los meses de marzo y abril experimentó aumentos más que significativos del 25 y
23,9% respectivamente.
La temporada de verano, que arrancó en el último fin de
semana de marzo, refleja la confianza de las aerolíneas en la proyección
internacional del destino Almería y confirma a su vez el cambio de tendencia al
programarse cerca de 735.000 asientos, que según reconoce Pablo Lázaro Melgar,
director del Aeropuerto, se traducen en un 10% más de plazas que en el anterior
verano.
El
primer vuelo realizado desde el Aeropuerto data del 9 de noviembre de 1968 y se
llevó a cabo en un Fokker de Iberia procedente de Madrid con sus 38 plazas
ocupadas. Bautizado con el nombre de Río Ebro, tomó tierra a las 17:40 horas y
permitió, según recoge en una aproximación geográfica de los transportes del
historiador Capel Molina reducir el trayecto con la capital del país de las 13
horas que se tardaba en el tren de pasajeros de la década de los setenta a
una media de 45 minutos, inferior a la de hoy. El viaje a Barcelona por
ferrocarril, en el que llamaban catalán, era más que insufrible. De 21 horas se
pasó a 50 minutos con el vuelo. El tráfico se inicia en el Aeropuerto con
aviones F-27 entre Almería y Madrid con una frecuencia de dos y tres veces por
semana desde febrero y a partir de abril diarias con DC-9 y Caravelle.
En
noviembre de aquel año también se operó una conexión diaria con Murcia y
Barcelona y posteriormente se estableció otra línea con Alicante. En el Plan
Director del Aeropuerto se recoge que las actividades aeronáuticas en Almería
comenzaron a tener lugar en 1911.
A finales de los años veinte es cuando el Ayuntamiento
empezó la construcción de un primer aeródromo municipal, inaugurado en 1932, si
bien no es hasta el año 1947 cuando se pone en marcha la primera iniciativa
para dotar a Almería de un aeropuerto que rompiese el aislamiento secular de la
ciudad. En el Anteproyecto del Plan Social de Almería redactado resaltan la
necesidad e importancia de un aeropuerto para el turismo y la exportación de
productos agrícolas y en 1951 se promueve la creación de una Junta Técnica
Mixta del Aeropuerto de Almería en la que entra el Ministerio del Aire.
El
proyecto, que se aprueba el 9 de septiembre de 1954 eligiendo terrenos situados
en la carretera de Almería a Níjar, es desechado por nuevas necesidades
técnicas y operativas y el impulso definitivo para el actual aeropuerto no
llega hasta que fue incluido en el Plan General de Aeropuertos y Rutas Aéreas
de 1964-1967. Las obras se organizaron en tres fases e incluía una inversión de
350 millones de pesetas, casi dos millones de euros. En un primer momento todo
el tráfico fue atendido de forma homogénea y posteriormente se modifica la
distribución del edificio terminal permitiendo la separación efectiva de los
pasajeros nacionales e internacionales. A lo largo de la década de los
ochenta el aeródromo vivirá un lento pero continuo desarrollo que obliga en los
noventa a licitar su remodelación.
Se adecuaron el campo de vuelo, central
eléctrica, plataforma de estacionamiento, torre de control, edificio terminal y
accesos. Se adquirió capacidad para afrontar el incremento de la demanda que se
derivaría de la liberalización del mercado aéreo y la irrupción de las low
cost. Dos años después de superarse en 2005 la barrera del millón, se vuelve a
ampliar para tener una capacidad operativa de 2,5 millones de usuarios, si bien
la crisis frenó las expectativas, y hoy sigue a la espera de mejores tiempos.
Toca remontar el vuelo.
En
su análisis del Aeropuerto de Almería (1968-1978), el historiador José Jaime
Capel Molina realiza una aproximación desde la geografía de los transportes en
la que lamenta el retraso en su construcción. Si se hubiese realizado con
anterioridad, cuando se llevó a cabo por el Ministerio del Aire, a
petición del Ayuntamiento de la ciudad en 1948, un anteproyecto de creación de
un aeródromo, Almería habría estado en vanguardia en cuanto a la exportación de
hortalizas en todos los mercados de la Península y Europa Occidental.
Sin embargo, no se
justificaba la creación de un aeropuerto internacional para ciudades que no
tuvieran una población mínima de 350.000 habitantes y una zona de influencia de
dos millones. En aquellos años hubiera sido vía de salida para ciertos
productos hortícolas intratempranos de gran valor económico en el mercado
internacional (pepinos, tomates, habichuelas verdes, calabacín, pimientos,
berenjenas, sandías y flores como los claveles, rosas y crisantemos) que ya
llegaban a los mercados tradicionales europeos por carretera o ferrocarril.
A
partir de 1976 se exporta a Europa, Estados Unidos y se llegó incluso a países
ecuatoriales de África, un mercado en continuo auge aunque con fuertes
variaciones estacionales. El avión asumió el transporte de productos fácilmente
perecederos a distancias muy largas y si en 1969 salieron 5.906 kilogramos ,
a lo largo de 1977 alcanzaron los 669.534 kilos en un crecimiento vinculado a
la ampliación y conquista de nuevos mercados tanto europeos como americanos.
Era ya entonces Almería un foco de exportación de productos de alta cotización
hacia países industrializados y de alto nivel de vida.
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