Emilio
Ruiz
www.emilioruiz.es
La
historia se repite: cada vez que se descubre una red dedicada a la
comercialización de gasóleo adulterado o de gasóleo fraudulento fiscalmente,
ahí aparece Almería. Si echamos mano de la hemeroteca, vemos cómo la llamada
‘Operación Nehar’, mediante la cual la Guardia Civil ha descubierto un presunto fraude
en la comercialización de gasóleo de automoción, no es sino una fiel
reproducción de la que se llamó en 2010 ‘Operación Aceite’.
En
aquella ocasión el centro de operaciones estaba en un municipio del Almanzora, donde adulteraban el combustible para su venta a empresas
de transportes y estaciones de servicio. Los detenidos fueron vecinos de Albox,
Cantoria y Albanchez. En ésta, la red ha unido al Almanzora la comarca
de los Vélez. Se repiten detenidos en Albox y Cantoria y se suman personas de Palomares,
Huércal-Overa y los dos municipios velezanos. La operativa es idéntica, y hasta
el importe del fraude, similar: entonces seis millones de euros, ahora 5,5
millones
La
‘Operación Nehar’ inició sus investigaciones en 2011, justo tras desarticularse
la ‘Operación Aceite’. Es obvio concluir que estas tramas no cesan nunca en su
labor y que cada nueva operación fraudulenta la ponen en marcha prácticamente
al día siguiente de ver cómo desarticulan la anterior. Habría que preguntarse
por qué esto es así, de igual modo que habría que preguntarse si se repiten los
nombres y apellidos entre los detenidos de una operación y otra. Posiblemente
sea mayor el beneficio que el castigo, y por eso la reiteración.
En
el mercado, las tradicionales marcas de combustible (Repsol, Cepsa, Galp…)
conviven con las llamadas ‘marcas blancas’. Ahora, incluso, se están poniendo
de moda las estaciones de servicio ‘low-cost’.
Carece
de fundamento afirmar que las estaciones de servicio no abanderadas –es decir,
las de marca blanca- ofrecen productos de inferior calidad a los que ofrecen
los puntos de venta de marcas de prestigio. No se puede generalizar, ciertamente,
pero tampoco se puede ignorar que los puntos de venta fraudulentos siempre
coinciden con instalaciones que carecen del abanderamiento de una marca de
prestigio. Los consumidores tienen derecho a saber qué estaciones de servicio
son las que han dispensado gasóleo adulterado.
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