Juan
Torrijos
Periodista
Las
rectificaciones de los políticos son siempre bienvenidas, sobre todo porque no
estamos acostumbrados a que sean capaces de reconocer errores. Una rectificación
no deja de ser una autocrítica a la gestión planteada en su momento, y eso no es
algo que le guste hacer al político, por lo que cuando ocurre, como es el caso
que comentamos, hay que agradecer que en el quehacer diario de los políticos se
incluyan las rectificaciones, las autocríticas y el dar la cara.
El
presidente de Diputación aparca la construcción de un edificio para servicios de
la institución y la residencia asistida. La escusa dada, que no es momento para
esa inversión suntuosa y que hay que apoyar a los pueblos. Bien. La oposición
no ha dejado pasar la oportunidad de decirle a Gabriel Amat que desde hace dos
años vienen criticando lo que iba a ser un gasto fuera de lo común.
Les
cuesta trabajo, pero parece que van aprendiendo. No estoy tan seguro de que
vayan aprendiendo, más bien habría que decir que algo les está obligando, lo
mismo la nueva ley que discuten en Madrid los padres de la patria. El día que
los políticos al frente de las administraciones se atengan a las competencias
que por ley se les otorgan, ese día habremos ganado los ciudadanos.
Es
de esperar que la nueva norma de corporaciones locales deje meridianamente
claras las competencias de unos y de otros. Y, por dios, que no se metan en las
camisas que no les competen. Si la Diputación no tiene las competencias de asistencia
a mayores, no le hace falta una residencia. Y si las tiene, adelante con los
faroles.
Parece
de lógica por lo tanto que las competencias estén claras y definidas, y que no
se anden peleando por la misma manguera y regando al personal, como vienen
haciendo unos y otros.
Diputación
debería tener como primer (y único) motivo la ayuda y defensa de los pueblos pequeños.
Ahí deben ir sus esfuerzos. Cosa que no ha sido del todo así en los últimos tiempos.
Si la nueva ley refuerza aun más la presencia de Diputación en los municipios y
le obliga a una serie de servicios que ahora no cumple, estaremos haciendo
provincia.
Lo
que no puede ocurrir es que las administraciones -Junta, diputaciones,
mancomunidades y ayuntamientos- estén jugando con el ciudadano como si de un
balón se tratara. Mareaos nos tienen, nunca sabemos quien tiene tal o cual
competencia.
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