Juan
Torrijos
Periodista
Si
es un derecho el no declarar ante el juez supongo que no se le puede acusar de
falta de colaboración con la justicia a Martín Soler. Pero sí deja ante la
opinión pública la sensación de que si no quiere hablar es por algún motivo.
¿Está ocultando algo? Es lo primero que se le viene a la cabeza al ciudadano de
la calle. ¿A qué preguntas no quiere contestar Martín Soler ante la juez Alaya?
¿Qué preguntas le incomodan o le preocupan de la jueza?
Martín Soler, con su abogado |
A
veces es mejor no dejar que el pueblo piense: futbol y toros, se decía en los
tiempos de la dictadura. Creo que le hace más daño a Martín Soler en su
prestigio personal no declarar ante la jueza que haberlo hecho. Ahora no sé lo
que estaríamos escribiendo tras su declaración, pero no estaríamos especulando
con el miedo a unas preguntas, con una negativa a declarar que le hace un poco
más culpable ante los ojos de la sociedad.
No
se han pedido medidas cautelares para el almeriense por las partes, por lo que
asegura que se siente satisfecho como inocente que es. Uno se alegra de que así
sea, satisfecho e inocente. Pero si es inocente ¿por qué no declaró, por qué no
respondió a las preguntas de la juez Alaya?
Si
tan inocente es y se siente, ¿a qué viene ese miedo a contestar? Si las
acusaciones de malversación y de prevaricación que alega la jueza no son ciertas,
según usted, sigo sin entender el acogerse al derecho a no declarar. Imagino que
en situación similar lo que uno quiere es contar su versión sobre los hechos,
poder gritar a los vientos de Almería y a todo aquel que quiera oírlo su
inocencia ante la imputación de la jueza.
Sigue
siendo inocente mientras la justicia no demuestre lo contrario, pero permita que
le diga que ha perdido algo difícil de recuperar, una parte de la confianza del
ciudadano almeriense, ese con el que se cruza cada mañana al salir de casa.
Algunos
pensamos que con su declaración alguna nube se iba a despejar de las que se ciernen
sobre su cabeza y queríamos que así hubiera sido. Es de temer, tras acogerse a
su derecho a no contestar a la jueza, que esa nube se ha convertido para muchos
en un nubarrón que amenaza tormenta en el futuro. Al tiempo.
Usted
nos dice que se siente feliz y nos gustaría que así fuera. Ahora toca esperar
los nuevos pasos de la lenta y a veces desesperante justicia.
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