El lugar de Susana Díaz

Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía

Se queda. En las dos últimas semanas ha oído muchas voces. Cantos de sirena y advertencias sobre el riesgo que corría si daba el salto a la política nacional apenas nueves meses después de llegar a la presidencia de la Junta. Ha optado por dejar pasar el tren. ¿Volverá a pasar?, le han preguntado en la cadena SER, poco después de adelantar la noticia. “Si tiene que pasar pasará y si no, no. No pasa absolutamente nada”, ha respondido la presidenta de la Junta. Díaz, es a sus 39 años, una de las líderes políticas mejor valoradas en el país y posiblemente después de esta decisión su cotización subirá. Nadie oculta que su futuro político traspasará posiblemente Despeñaperros pero no será ahora sino a medio plazo. Ella ha dado varias razones para no dar un salto que para muchos era una pirueta de riesgo mortal. La principal, que cree que debe quedarse en Andalucía para dar estabilidad a España y mantener la “columna vertebral” del PSOE. También que tenía que cumplir la palabra que le había dado a los ciudadanos y cumplir con su compromiso con Andalucía. “Mi lugar está aquí, como más puedo aportar es cumpliendo mi palabra, con mi compromiso y con Andalucía”, ha dicho.

Susana Díaz
Ha guardado silencio durante muchos días. Ha mantenido muchas conversaciones, con socialistas pero también con popes del mundo económico, y ha evitado dar señales claras sobre lo que iba a hacer. Los principales referentes y barones del PSOE han salido a apuntalar su liderazgo. La campaña de marketing que ha tenido Díaz en estos días es impagable. Ha habido movimientos internos dentro del partido para que ella fuera la futura secretaria general en una competición sin adversarios. Posiblemente la decisión de Eduardo Madina de seguir adelante ha roto los planes de muchos que creían que una candidatura única liderada por Díaz era lo mejor para dar unidad y estabilidad a un PSOE que zozobra. Y lo más seguro para ella. La socialista andaluza ha negado que le disguste un proceso de elección abierto a la militancia. Todo lo contrario, ha venido a decir, “es una decisión magnífica”.

La dirigente andaluza no se ha dejado arrastrar y ha puesto los pies en la tierra. No quería saltar al precipicio. Lo que se jugaban en el PSOE era mucho. Andalucía es en estos momentos el único reducto donde son capaces de ganar por diferencia al PP. Si Díaz se iba a Madrid, se perdía la única tabla de salvación de los socialistas, se quedaban en una barca a la deriva y sin salvavidas. La posibilidad de que compatibilizara la secretaría general y la presidencia de la Junta, una opción complicada y enrevesada, daba además una solución a muy corto plazo. Optar a liderar el PSOE era, sin duda, participar en unas primarias para ser la próxima candidata en las elecciones generales y entonces en Andalucía habrían tenido que poner en marcha un relevo para el que no había ni siquiera candidatos y del que discrepaban los socios de Gobierno, IU. Habrían sido cuatro presidentes en cinco años. Un despropósito en una comunidad con un 36% de paro y un 30% de población en riesgo de pobreza.

En San Telmo, sede de la presidencia del Gobierno andaluz, hoy se respira alivio. En Ferraz no se sabe. El PSOE tiene ahora menos claro quién asumirá el timón del barco. Eduardo Madina es la opción más sólida. Pedro Sánchez también es una posibilidad, señalan algunos. De momento, solo una tercera vía, José Antonio Pérez Tapias, ha formalizado su aspiración. Pase lo que pase, el PSOE andaluz seguirá siendo determinante. Tiene a la líder más potente, los mejores resultados electorales, el Gobierno más fuerte de España y la mayoría de la militancia y de los delegados. Que nadie se confunda, advierten desde San Vicente, que Díaz desde Andalucía tendrá mucho que decir y decidir en el PSOE. Ella ha dicho que no ha hablado con ningún candidato y ha evitado inclinarse por nadie. Sí lo ha hecho con Rubalcaba en estos días. Su decisión, ha dicho, no le va a sorprender porque él conocía sus prioridades. “Él ha tenido libertad”, ha subrayado Díaz. De él es la responsabilidad de lo que ocurra, quería decir.

La presidenta de Andalucía dice que los ciudadanos le han pedido estos días por la calle que no se vaya y que “arregle primero esto”. Menospreciar políticamente a Díaz es un juego que ya nadie se atreve a practicar. Su liderazgo nacional es ahora más fuerte que hace dos semanas aunque haya decidido quedarse en Andalucía. En su entrevista en la SER ha sido más Susana Díaz que nunca. Se ha vendido como la presidenta de la calle, la socialista capaz de conectar con la gente, de prestigiar la política…y eso puede hacerlo hoy muy poca gente. Ha defendido “a ultranza” la Constitución y ha proclamado que existe un “nuevo tiempo” político en España. Que nadie se llame a engaño, se queda pero piensa ser titular de la selección española en un partido histórico. “Yo soy de una casta de fontaneros, esa es mi casta. Soy de abajo y soy de izquierdas y me da mucho miedo quienes dicen que no hay ideologías”. Esa es Susana Díaz. No se retira de nada. Solo esperará su momento.

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