Manuel León
Redactor-Jefe de La Voz de Almería
El
Cortijo del Fraile, en estado de ruina y abandono desde hace años, puede que se
salve del siniestro total, cuando nadie apuesta ni un céntimo por su futuro. La empresa propietaria de este Sitio Histórico envió este lunes una carta a la delegada territorial de Educación, Cultura y Deporte,
Isabel Arévalo Barrionuevo, “ofreciendo de manera firme y formal a la Junta de Andalucía la cesión
gratuita por cincuenta años del uso del Sitio Histórico del Cortijo del
Fraile”.
Cortijo del Fraile |
Considera la mercantil murciana, que explota de forma ecológica la finca
colindante del Cortijo, que “esta oferta responde a la voluntad de ceder el uso
público del Cortijo, decisión que ha mantenido la propiedad desde que adquirió
los terrenos donde se halla el edificio protegido como Bien de Interés
cultural”.
Agrícola Mar Menor adquirió, junto a Dunia Export, de la familia Mateo, de El Ejido, en 1996, los terrenos del Fraile a UAP Ibérica Compañía de Seguros Generales y Reaseguros para su aprovechamiento con agricultura ecológica a los que siguen destinados.
Los propietarios de este emblemático cortijo, calificado como sitio lorquiano,
recuerdan que en 1998 participaron en la constitución de un grupo de trabajo
promovido por la Junta
para constituir la
Fundación Cortijo del Fraile que contaría entre sus patronos
con la Consejería
de Medio Ambiente, la
Universidad de Almería, la Consejería de Cultura,
Agrícola Mar Menor y el Ayuntamiento de Níjar. Sus objetivos serían la expansión de la agricultura ecológica y la recuperación
del patrimonio de arquitectura tradicional convirtiendo el Cortijo en un centro
cultural y de investigación. Sin embargo, no volvió a convocarse ninguna sesión
más de trabajo. Ese mismo año, Agrícola Mar Meno completó la propiedad
comprando la mitad indivisa de la finca que hasta entonces pertenecía a Dunia.
En 2004, la Consejería
de Obras Públicas realiza un inventario de cortijos, haciendas y lares
señalando que El Fraile se encuentra “abandonado y en ruinas”. Entre 2008 y 2011 la Junta
inició negociaciones formales para una permuta del Cortijo por una finca en
Huelva, pero no se formalizó la propuesta. En 2010 el Cortijo quedó protegido
como BIC. Desde entonces, la propiedad ha recibido nueve multas por un valor
total de 33.300 euros. En la última Junta Rectora del Parque el pasado abril se decidió crear un
Grupo de Trabajo para una solución negociada.
El Cortijo del Fraile se encuentra ubicado en una finca de 730 hectáreas del que
dependían también otros cortijos menores como La Felipa y el Cortijo de
Requena. Se trata de una construcción típica de las grandes explotaciones
agrícolas y ganaderas de Andalucía, en la que se distribuyen en una sola planta
varias dependencias alrededor de un patio central. Cuenta con un oratorio, campanario, cripta funeraria con doce nichos, hornos,
cuadras, cochineras y aljibe. Pertenece a una empresa privada. Su estado actual
es de ruina y total abandono. Miles de personas se han manifestando en protesta
por la situación en que se encuentra. La Junta de Andalucía y el ayuntamiento de Níjar han
mencionado su interés por la rehabilitación o adquisición de la propiedad pero
sin llegar hasta ahora a ningún acuerdo.
El Cortijo del Fraile fue construido por los frailes del Convento de Santo
Domingo de Almería en el siglo XVIII como centro de una importante explotación
agrícola con olivos y vides. Durante la desamortización de Mendizábal (1836) la
finca se dividió y pasó a manos de varios propietarios que la vendieron a la
familia burguesa de los Acosta, quienes construyeron una ermita y un panteón
familiar. Están descritos también, auque en mal estado, la casa del aparcero, de los
propietarios, las cuadras, la vivienda del pastor, pajar y chineras de
mampostería. Junto a la vivienda de sitúan varias eras donde se trillaba y
aventaba el cereal y el aljibe de bóveda de cañón que explica que se ideara un
Cortijo enmedio de ese páramo yermo protegido por altiplanicies.
Los Acosta lo traspasaron en régimen de aparcería a Francisco Cañadas, el padre
de la novia. Después de la
Guerra Civil , el Cortijo y la finca colindante fue a parar a
manos de Lorenzo Gallardo, jefe de Sindicatos, quien lo vendió en plena
transición a Vandervalle. De ahí pasó a manos de otra mercantil vinculada a
Juan Guerra, que proyectó un campo de golf. Por último a una aseguradora
francesa que lo vendió a los actuales propietarios que tienen sembradas
lechugas y brócolis.
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