Susana: excursión a ningún sitio

Antonio Felipe Rubio
Periodista

Acabo de leer “Aluvión de elogios a Díaz por decidir seguir centrada en Andalucía”. No me parece mal si los elogios se circunscriben al natural corifeo de palmeros que dependen de un liderazgo que asegure su estatus y perspectiva de permanencia en el poder. Otra cosa es que los elogios provengan de los andaluces que hemos visto y comprobado el ejercicio de una estrategia fundamentada en la contemplación de un abanico de oportunidades que, cuando se frustran, aflora el sentimiento patrio andaluz y, si se me permite, un almibarado maternalismo edulcorado con un tic de sonrisa permanente, como si desviase el rictus de enorme sacrificio y entrega de los que nacen para servir a su pueblo desde la ausencia de ambición; tal que una redención de las penurias que nos asolan desde hace 32 años. Por cierto, con idénticos profetas.

Susana Díaz
No me creo nada del “retorno” a donde siempre se dijo estar, y me aventuro a exponer algunos motivos que evidencian esa “excursión” a ningún sitio.

-Susana, nacida y criada en el aparato del PSOE sevillano, conoce perfectamente el procedimiento de acceso a la secretaría regional y a la presidencia; ambas, fruto de una “sucesión” de acontecimientos que allanaron el terreno para acceder sin esfuerzo ni trauma alguno.

-Las primarias –o lo que fuesen- que elevaron a Susana a la dirección socialista en Andalucía contaron con el aparato que aplastó a Planas y al alcalde 2.0 de Jun (Granada), y acumuló 22.000 avales de los 6.800 que se precisaban (en toda Andalucía hay 45.000).

-Para aspirar a la dirección nacional hubo un momento propicio en el que Susana se vio tentada “estaba escuchando (sic)” hasta que no le gustó lo que oía. Dejó, intencionadamente, que su nombre sonase en todos los medios y ámbitos hasta que cambió el escenario de delgados (un 25% asegurado) por 200.000 militantes de todas las comunidades y todas las leches.

-A partir de aquí, a Susana “Díez”, que es como se le conoce y menciona desde fuera de Andalucía (todo un hándicap y síntoma de exiguo conocimiento), cambia de rumbo y regresa a “su” Andalucía con la que dijo comprometerse en cuerpo y alma.

-Tan es así su compromiso con Andalucía que, en lugar de comunicar su decisión a través los múltiples y potentes altavoces de Canal Sur lo hace a través del Grupo PRISA (El País y Cadena SER). La intención es clara. Si estuvo en el escaparate nacional, precisaba de un medio nacional para general conocimiento. Es el síntoma inequívoco de una operación que superaba las fronteras andaluzas.

-La decisión de Susana abre un nuevo capítulo sobre la presencia del PSOE de Andalucía dentro del convulso panorama nacional. Ahora llega la revancha o la exhibición de músculo. Un adelanto de las elecciones andaluzas puede ser el refrendo que Susana necesita para apabullar a sus contrincantes dentro del PSOE, y despejar dudas sobre su pretendido liderazgo con un programa que contenga algo más que sonrisas.

Cambiar la cabeza de ratón por cola de león ha trascendido hasta la aspiración de cabeza de león. Pero los alfa socialistas saben y conocen el “efecto Andalucía” que se resume a una singularidad ceñida a liderazgos paternalistas e impertérrito voto clientelar; sin olvidar la corrupción, un efecto que no se distrae con buenas palabras y amplias sonrisas.

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