El Mesón Gitano

José Luis Raya
Coordinador de UPyD Almería

El Mesón Gitano, según el concejal Manolo Guzmán, “lo haremos con este proyecto o con otro, con financiación europea o sin ella...”. Para mí, una frase tan rotunda establece la importancia que para el Ayuntamiento almeriense tiene esta emblemática y problemática obra. Sin entrar en la valoración del significado de esta frase,  no llego a comprender cómo siendo tan importante no se ha tenido la prudencia necesaria para evitarle este “calvario” de situaciones que la han postrado como una obra no ya inacabada, ni tan siquiera comenzada.

El alcalde, en las 'obras'
Queda claro, por mis palabras, que a mí también me parece una actuación necesaria aunque discrepo con el concejal en relación a que su construcción  sea la solución a los problemas del barrio de Pescadería, la Chanca o el Centro Histórico, según Manuel Guzman "una oportunidad histórica para regenerar el entorno de la Alcazaba". El Plan Urban no fue concedido al municipio de Almería para tener un Mesón Gitano, sino más bien  para lograr integrar social, económica y culturalmente estos barrios con el resto de la cuidad. Y, atendiendo a este fin, considero necesarias otras actuaciones, menos rimbombantes, menos estridentes, pero que tampoco se están acometiendo, al objeto de conseguir  de forma permanente y sostenible una Almería que por el oeste no termine en la calle Real.

Este empecinamiento puede llevarnos a que el dinero proveniente de Europa (a fondo perdido), que era necesario para revitalizar e integrar estos barrios con el resto de la ciudad, se quede sin gastar o se tenga que devolver por no haber tenido la prudencia necesaria para hacer las cosas sin despertar reticencias o presuntas ilegalidades. En cualquier caso, creo necesaria la reconversión de estos fondos para que puedan tener un uso. Me refiero al plan B que, diría el Alcalde, del que hasta la fecha nadie sabe nada, nadie comenta nada,

A estas alturas de la historia, hay pocos almerienses que no hayan oído hablar de los problemas del mesón Gitano. No obstante, es posible que tengan una información parcial o que solo tengan una versión, por lo que me gustaría hacerles conocer la realidad:

De un lado existe una denuncia administrativa que hace el Colegio de Arquitectos de Almería y una paralización cautelar que, en base a la denuncia, dicta el juez. La sentencia de la paralización ha sido recurrida por el Ayuntamiento y el juez ha establecido una fianza para continuar con la suspensión cautelar, que el colegio ha recurrido.

Además, existe una investigación de los juzgados de Almería. Esta investigación comienza porque dos colectivos, el Colegio de Arquitectos y UPyD, informan al fiscal de la existencia de dos proyectos idénticos en la licitación y otras “irregularidades” cometidas durante la concesión de la obra. El fiscal, a la vista de la información presentada, concluye que hay indicios de delito prevaricación y trafico de influencias, y manda al juez las informaciones presentadas para que este las investigue.

De otro lado, el proyecto ganador es “ilegal”. Cuando se resuelve el concurso, se presenta a la Comisión del Patrimonio y ésta emite un informe desfavorable indicando que su altura, entre otras cuestiones, está fuera del ordenamiento urbanístico, y que por tanto para autorizarlo se han de subsanarlo. El Ayuntamiento retira el proyecto y hace que  se modifique una vez; lo vuelve a presentar, pero sigue sin cumplir las leyes urbanísticas y de patrimonio. Vuelve a modificarlo,  quitando una planta y otros elementos. Estas modificaciones, lejos de resolver definitivamente el problema,  lo derivan a una situación más complicada; se trata de que esta y otras modificaciones obligadas para cumplir con la Ley del patrimonio de Almería, hacen que quede fuera de la Ley de Contratos del Sector Público.

Al cambiar tanto el proyecto, se ha de licitar de nuevo. La Ley de Contratos del Sector Público es muy clara y establece que “si las modificaciones de un proyecto se consideraran variaciones sustanciales de la propuesta inicial, es obligatorio repetir la licitación”. Desde mi punto de vista o el alcalde tiene un informe técnico que diga que “quitarle una planta al proyecto” no es una modificación sustancial, o de iniciarse las obras con su autorización podría llevarlo a cometer un delito de prevaricación.

También hay que considerar que a instancia del Ayuntamiento y de UPYD, el tribunal de la Competencia ha iniciado un expediente sancionador a las constructoras por presentar dos proyectos idénticos, firmados por técnicos distintos, y un expediente informativo para determinar si existen responsabilidades de los arquitectos en relación con estos idénticos proyectos.

No es menos importante saber que estando el proyecto suspendido e investigado judicialmente, el Ayuntamiento saca a concurso la dirección de las obras. Un acto administrativo que de nuevo vuelve a ocasionar una denuncia en tanto se impide a los técnicos que se presentan ver el proyecto. Obviamente, el Ayuntamiento no puede enseñar un proyecto que se está modificando y que no ha sido aprobado por la Comisión de Patrimonio. Nadie puede presentar un precio sin conocer el proyecto sobre el que se establece.

Y por último tenemos dos cuestiones de orden menor, pero no exentas de complicación. La primera es que, según palabras del propio concejal del Urban, el proyecto arqueológico aun está tramitándose. En segundo lugar, se da el hecho de que en la publicación de la obra en el boletín de la Unión Europea se establecía como finalización del contrato para hacer esta obra 20 meses desde la adjudicación; y teniendo en cuenta que este tramite se inició en abril de 2013, nos quedan menos de 4 meses para que el contrato quede fuera de plazo, un plazo que según la misma publicación es “improrrogable”.

Solo me cabe, a modo de conclusión, indicar que este es un proyecto en el que la prudencia y la gestión han brillado por su ausencia. Aunque la esperanza es que el dinero no se ha gastado y que deberíamos de solicitar otras actuaciones en las que invertir adecuadamente estos fondos que vienen de Europa para conseguir que la ciudad de Almería por el oeste termine en el túnel de Bayyana.

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