Joaquín Abad
Exdirector de La Crónica
Andalucía,
Susana Díaz para ser rigurosos, ha vuelto a imponerse. Sus votantes han sido
decisivos para darle a Pedro Sánchez la secretaría general de un PSOE desnortado desde que Rodríguez Zapatero tiró la toalla y dejó en manos de
Alfredo Pérez Rubalcaba el partido. Un Rubalcaba que nada pudo hacer para
frenar la sangría de votos que llevó al PP a ganar por mayoría absoluta. Y un PP que, casi como Zapatero, está perdiendo apoyos a mansalva ante el
desengaño de los que le votaron masivamente esperando unos cambios anunciados,
profundos cambios, que no se han llevado a cabo. Y claro, los de la derecha se
consolaban porque los socialistas cada vez tenían menos fuerza. Y llegaron las
europeas y todos perdieron. Y se encendieron las alarmas y fue cuando Rubalcaba
también tiró la toalla.
Pedro Sánchez |
Con
un PSC en Cataluña en franca descomposición, y con apenas fuerzas en otras
autonomías, ha tenido que ser Andalucía quien ha movido el timón lo suficiente
para que el candidato Madina no ganara. Y por supuesto, Pedro Sánchez siempre
tendrá la deuda con unos andaluces que llevan treinta años en el poder en una
de las regiones con más paro de Europa y sin que los continuos escándalos que
cada día nos tienen acostumbrados sonrojen a sus gobernantes.
A
partir de ahora se inicia toda una operación, desde Andalucía, claro, para
tratar de recuperar el terreno perdido y que se lo están llevando nuevos
partidos de la izquierda, algunos sin mancha porque aún no han gobernado, y que
piden una total regeneración del sistema. Una regeneración que ni PP ni PSOE pueden garantizar porque están inmersos en la corrupción y no saben como salir
del pozo.
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