¿Adelanto electoral en Andalucía?

Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía

«Yo voy a trabajar para que se aprueben los presupuestos y mi objetivo es agotar la legislatura pero, evidentemente, si en algún momento no hay estabilidad tendrán que decidir los andaluces». Fue lo que dijo la presidenta de la Junta, Susana Díaz, la noche del jueves en Menorca y la frase que ha elevado de la categoría de rumor a la de posibilidad un adelanto de las elecciones autonómicas.

En la antesala de que PSOE e IU se sienten a hablar para concretar el Presupuesto de 2015, los socios de Gobierno están más dedicados a cruzar amenazas veladas y airear sus diferencias. O eso es al menos lo que se traduce del cruce de reproches que vienen dedicándose desde que arrancó la semana y empezó a calentarse el curso. La fecha sobre la mesa es noviembre. Antes de las municipales de mayo y las generales. Si Díaz quiere ir en solitario y no coincidir conRajoy no tiene mucho más donde elegir.

Díaz (PSOE), Moreno (PP) y Maíllo (IU)
Foto: Abc
Desde Izquierda Unida llevan días sin ocultar su sorpresa porque la presidenta Díaz, la consejera de Hacienda, María Jesús Montero, o los líderes del PSOE-A anticipen que la negociación de las cuentas para 2015 serán duras y difíciles. Creen que buscan pretextos para romper la baraja. En declaraciones a este periódico el coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, no ocultó su sorpresa porque se ponga el foco en las dificultades cuando todavía, aseguró, no se ha pasado a negociar nada concreto y las conversaciones siguen moviéndose en el escenario de las grandes cifras y los ingresos.

A Europa Press le dijo que las declaraciones de Díaz estaban «fuera de lugar» y las atribuyó al nerviosismo del PSOE por «la sangría de votos». Andalucía cuenta con 600 millones de euros menos de lo que preveía. Un recorte del que culpa directamente al Gobierno de la Nación. Se siente perjudicada por el Ejecutivo de Rajoy por las liquidaciones a cuenta de 2012 y maltratada en el modelo de financiación. Pese a que hace solo dos meses los síntomas de recuperación económica llevaron a pensar en un presupuesto «expansivo», donde por primera vez en cinco años se podría relajar la soga de los ajustes, ahora desde Hacienda insisten en destacar que los números siguen en rojo.

De momento solo ha aflorado una diferencia concreta. Díaz se ha comprometido a devolver la paga a los funcionarios pero no asume la reivindicación de IU de devolver todos los derechos salariales a la plantilla de la sanidad pública. Pospone esa recuperación a una mejora de la economía que se note directamente en la recaudación de las arcas públicas, insistieron ayer fuentes del Gobierno. «Más quisiéramos», es la respuesta oficial.

Los socialistas rechazan subir impuestos. Lo sorprendente es que desde IU tampoco es que aseguren que si no se incluye esa medida rompen la baraja. Todo lo contrario. Quieren dialogar. Los socios minoritarios entienden que es solo una posición de fuerza en la que se ha instalado la presidenta de la Junta antes, ni siquiera, insisten, de empezar a hablar. Desde el ala socialista en San Telmo, no obstante, dejan muy claro que no van a ser rehenes del partido minoritario y se afanan mucho en dejar claro que llegan a la negociación sin hipotecas, sin temores y libres de manos para un adelanto electoral.

Es la segunda vez este año que la posibilidad de que se convoquen elecciones autonómicas ocupa el primer plano de la agenda política andaluza. La grave crisis de Gobierno que atravesaron los socios la pasada Semana Santa a raíz del realojo de la Corrala de la Utopía llevó a Díaz a admitir públicamente que barajó el adelanto. Ambas partes pusieron de su parte para aparcar las diferencias pero lo cierto es que desde entonces los recelos, que ya existían, entre los que cohabitan en la Junta no han hecho más que crecer.

Tampoco la presión creciente por los escándalos de corrupción contribuyen a la estabilidad. No son pocos quienes en IU temen verse salpicados por los casos ERE o el último frente judicial por los cursos de formación. En este campo es muy difícil caminar sin pisar minas. Cada vez que IU trata de poner distancia, reivindicando que los cambios en el Gobierno o los nuevos gestos de transparencia o atribuyéndose el endurecimiento de los controles del dinero público, las críticas de deslealtad se multiplican en las filas socialistas.

IU se siente libre para descalificar la gestión de los gobiernos anteriores y es la única baza que en realidad maneja, de momento, para marcar distancia con estos escándalos. Los socialistas insinúan que sus socios están radicalizando su perfil, hablan del efecto Podemos y no ocultan que se sienten muy incómodos frente a la relevancia que están adquiriendo los dirigentes de IU menos complacientes con el pacto de Gobierno desde que Maíllo dirige el partido.

Todos hacen cábalas. No se sabe hasta qué punto la tensión con la que están adornando la entrada en harina en la negociación presupuestaria llevará de verdad o no a las urnas. La última encuesta publicada en Andalucía –el Egopa de verano de 2014 presentado por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía (Cadpea)– arrojó el pasado julio que el PSOE-A ganaría en Andalucía pero con el PP pisándole los talones y aventuraba una caída en votos de IU.

No obstante, el estreno de Díaz en las urnas en las pasadas europeas situó al PSOE diez puntos por delante del PP. La oposición dejó claro ayer que no quiere adelanto ni en pintura. Fue el número tres, Elías Bendodo, el que abogó por la estabilidad y aseguró que ese adelanto sería «contraproducente». Incluso ofreció al PP-A para dar estabilidad y aseguró al PSOE que hay espacio para «grandes acuerdos».

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