María
José López Pacheco
Concejal
no adscrita del Ayuntamiento de Huércal de Almería
De
todos son conocidas las políticas privatizadoras que aplica el Gobierno del
Partido Popular, tanto a nivel nacional como provincial y municipal. Esas políticas
de desprecio absoluto hacia "lo público" vienen acompañadas en muchos
casos de cierto favoritismo hacia empresas afines al partido.
Como
consecuencia de ello se produce lo que se ha dado en llamar en términos políticos
“la puerta giratoria” o bien desembocan en tantos y tantos casos de corrupción política,
amiguismo y compadreo que desgraciadamente están salpicando toda la geografía
española. Acabamos de ver a Jaume Matas, exministro y presidente balear,
entrando en prisión por tráfico de influencias, al presidente de la Diputación de Ourense,
Baltar, imputado por contrataciones a dedo y un largo etcétera...
Ayuntamiento de Huércal |
Aquí,
en Huércal de Almería, municipio del que soy concejal, tampoco nos hemos
librado de las privatizaciones. Se privatizó el servicio de recogida de basuras,
el de limpieza viaria, el servicio de ayuda a domicilio, la limpieza de los
colegios, etc. Servicios por los que en algunos casos pagamos hasta más que los
vecinos de Almería capital.
Pero
el más sangrante, el que más daño y más danmificados está dejando en nuestro
municipio es el servicio de aguas, concedido a Aqualia. Día tras día vemos
quejas vecinales por cortes, averías, inundaciones, daños en viviendas y negocios…
En fin, un auténtico desastre que, junto a los malos olores provenientes de los
vertidos al río de los municipios colindantes y las plagas de insectos,
mosquitos, cucarachas y roedores, está haciendo la vida muy difícil a nuestros
vecinos.
Estas
políticas en las que se hacen prevalecer a la empresa privada deberían redundar
en un mayor bienestar para los vecinos, y si no es así, es responsabilidad de
quien hizo la concesión reclamarle a las empresas un servicio digno y de calidad
para quienes con sus impuestos pagan esos servicios.
Dentro
de esa política privatizadora hay ciertos aspectos que no logro entender. Hace
unos días tuve acceso a un documento fechado el 14 de de julio, en el que el concejal
de Urbanismo y Servicios solicitaba la aprobación de un gasto de 545,11 euros
para la contratación de personal para la limpieza de dependencias. En el mismo
documento se hacía constar que se aprobaba la contratación, se aprobaba el
gasto con cargo al presupuesto municipal y que la empresa adjudicataria de
dicha contratación era Eulen, la misma que realiza la limpieza de los colegios
de Huércal de Almería.
Y mi
pregunta es: ¿Si se concede el servicio a una empresa privada ¿por qué es el
Ayuntamiento, o sea, los vecinos de Huércal, quien paga dicha sustitución? Y si
es necesario incrementar la plantilla de limpieza, ¿por qué el Ayuntamiento, ya
que ejerce de pagador, no ha pensado en las personas necesitadas que hay en
nuestro municipio? ¿Acaso entre los 2.142 desempleados que hay en nuestro
pueblo no se podía haber contratado a alguien para hacer esa sustitución sin
tener que acudir a una empresa a la que 545,11 euros no le suponen nada, mientras
que para una familia necesitada del pueblo ese dinero le hace un mundo? ¿Dónde
está la famosa bolsa de empleo que este equipo de Gobierno vendió a bombo y
platillo al comienzo de su legislatura?
Ésta
es la triste y paupérrima política social que se practica en Huércal de Almería,
donde nos venden menús a 2,50 euros, se hacen colas en la calle para repartir
comida al que se ponga en ella, da igual que lo necesite o no, y tal vez el más
necesitado, por dignidad o vergüenza, prefiere seguir con su necesidad en vez
de ponerse para que el político de turno se haga la foto. Pero
cuando existe una sola posibilidad de que alguien pueda trabajar y ganarse
dignamente la vida se la regalamos a una empresa privada, pero lo pagamos con
dinero público.
El pueblo
necesita trabajo y no limosnas. Esa es la triste realidad, esa que Mariano
Rajoy, en su comparecencia ante la prensa, ha negado a todos los españoles
vendiendo una recuperación supuestamente real, sólo a efectos macroeconómicos,
pero muy difícil de digerir para los cinco millones y medio de parados que hay
en España.
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