Lo lógico y lo ilógico

Juan Megino
Exalcalde de Almería

Parece que están en vías de resolverse tres importantes contenciosos que viene manteniendo el Ayuntamiento de Almería y la Junta de Andalucía desde hace demasiados años.

Recreación virtual de la
Plaza Carabineros
El pleno municipal va a ver, en una próxima sesión, el convenio para continuar con las obras en la Casa Consistorial interrumpidas desde hace casi 10 años, a causa de una posición, en mi opinión poco razonable, por parte de la Administración autonómica. Durante todo este tiempo, el debate ha rayado en lo esperpéntico ante el estupor de la ciudadanía, incapaz de comprender las dificultades de entendimiento entre dos Administraciones. Mientras tanto, la imagen dada en la Plaza Vieja, pese a la buena voluntad del Ayuntamiento, no ha podido ser más lamentable.

Por otro lado, parece tener fin el contencioso respecto al solar de la plaza Carabineros, donde el Ayuntamiento viene planteando una actuación que permitirá permeabilizar la avenida de Cabo de Gata con un acceso directo a la playa. Se trata de otra vieja aspiración del municipio, puesto que ese suelo ya fue solicitado a Patrimonio del Estado mucho antes de que se produjera su transferencia a la Junta. Como prueba de la buena voluntad municipal aquel espacio fue saneado con dinero de todos los almerienses, pensando que esa cesión sería inminente y gratuita.

La más ilógica e innecesaria de las infraestructuras que se anuncia es la Escuela Pública de Golf en terrenos del denominado Toyo 2, aproximadamente a 500 metros de distancia del magnífico campo de golf municipal. Cuando en 2010, la Junta presentó el proyecto, el que esto escribe tuvo la oportunidad, desde mi cargo de responsable de Urbanismo, de discutir con el consejero de Turismo de entonces, Sr. Alonso, la inconveniencia del proyecto, poniendo a disposición de la Junta el espacio necesario dentro del campo de golf de El Toyo, donde con escasa inversión podría levantarse la Escuela.

La prepotencia del Sr. Alonso fue clara y manifiesta, rechazando la oferta. Ahí están los resultados cinco años más tarde. Un gasto absolutamente innecesario, cuando Almería está tan necesitada de inversiones y no precisamente para una escuela de golf.

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