Antonio
Quesada
Articulista
Almería
está sucia, le sale la porquería por los cuatro costados. Esto no es una
opinión sino un dato objetivo. Solo basta darse una vuelta por la ciudad, mirar
cómo hierve de hedor el contorno de los contenedores o el aspecto que presentan
las calles y los parques -abandonados a su suerte- para zanjar que esto es así
aquí y en Vladivostok
El Zapillo |
Desde
que a principios de año dos nuevas empresas relevaran a la anterior
concesionaria del servicio de recogida de basuras y limpieza de la ciudad, la
cosa ha ido a peor, fundamentalmente porque se ha recortado la inversión que
hasta ahora destinaba el Ayuntamiento a atender estos servicios. Curiosamente,
el recorte de la aportación municipal no ha ido acompañada de una rebaja en los
recibos que pagamos los ciudadanos.
Si
las arcas municipales están saneadas, como dicen, si los responsables municipales
se dan golpes de pecho con esa “extraordinaria” gestión que hacen de los
dineros públicos, ¿cómo es posible que haya ocurrido esto? La
realidad de lo que está sucediendo es palpable. De la escoba de oro a la que
aspiraba algún iluminado en el Consistorio, de esa primera división en la que
algunos creían que estábamos, ahora solo nos podemos conformar con el cepillo
de plomo que corresponde a la tercera regional.
A
pesar de que el centro de la ciudad se atiende mejor –cómo no - los barrios
están sufriendo en primera persona el efecto de los recortes del Ayuntamiento
en unos servicios que son vitales, especialmente en una temporada estival que
en Almería se alarga indefinidamente.
Desconozco
si la remodelación de áreas municipales que ha realizado el alcalde ha tenido
que ver con intentar mejorar algo de esto pero, si es así, en nada se han
notado los cambios. En
ese escenario, los almerienses comenzamos a estar muy cansados de pagar
ingentes cantidades de dinero en impuestos y tasas municipales por unos
servicios malos de solemnidad.
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