Emilio
Ruiz
“Como exclusiva de rancio
sabor a rosa pálido, el tebeo trató
de vendernos las vacaciones del Rey en Almería. Incluso hablaban de la
residencia. Al final, nada de nada para descrédito del periódico de cada vez
menos almerienses”.
Con este piropo hacia su colega matutino despierta hoy a sus lectores ‘Diario de Almería’, el periódico
del Grupo Joly que dirige el que fue en su día redactor-jefe de ‘La Voz de Almería’ Antonio Lao. ¿Razones?
Esta vez la ausencia del Rey en la costa de Almería durante sus vacaciones
estivales. Recordemos que Diputación invitó a los recién nombrados Reyes de
España a pasar unos días de vacaciones en Almería, un lugar que habían recorrido
precisamente unas semanas antes, cuando aún eran príncipes de Asturias.
Publicación de 'Diario de Almería' |
‘Diario de Almería’ le
tiene ganas a su colega. Se ve, se palpa, se siente. Porque no es la primera vez que se
manifiesta en éste o parecidos términos. Lo hizo también hace unas cuantas
semanas a raíz de cierto acontecimiento relacionado con el Milenio. El periódico
nunca quiso desvelar las razones de aquel ataque, también cruel, pero en los mentideros periodísticos de la
capital se ofrecen pelos y señales.
La guerra dialéctica entre colegas
y competidores tiene larga tradición en la prensa española. Generalmente parte
de una iniciativa del más débil, a la que el más fuerte suele responder con la
indiferencia. "No entremos al trapo", es la consigna seguir, "no le hagamos el juego". La última más conocida a escala nacional fue promovida por Luis
María Ansón, desde el diario ‘La
Razón ’, contra el que había sido su periódico, ‘Abc’, el 'Abc verdadero', que decía.
Guardando las distancias,
entre aquel ataque de carácter nacional y éste de carácter local hay bastantes
similitudes. Recordemos que durante muchos meses ‘La Razón ’ intentó atraer a su
parcela a los lectores del histórico periódico de la calle Serrano de Madrid
ofreciéndose por el módico precio de 50 céntimos (o 50 pesetas, no recuerdo). El
periódico almeriense de la familia Joly se ha ofrecido a 50 céntimos durante
varios años. Ahora cuesta algo más, pero sigue muy por debajo del precio habitual de
los diarios de papel.
Cada vez que se producen
rifirrafes de este tipo es casi obligatorio hacerse la misma pregunta: ¿Debe un
periódico trasladar al lector las batallitas internas que libra contra su competencia? Particularmente creo que no. Siempre he desconfiado del
tendero que no ve más que debilidades en el tendero de al lado. Los
consumidores –los lectores no dejamos de ser consumidores- somos mayorcitos
para saber en qué tienda debemos comprar. No creerlo así incita a inclinar
nuestra apetencia hacia el tendero de al lado y no precisamente hacia el provocador y parlanchín.
Hay, por el contrario, que
hacer partícipe al lector de estas cuitas entre colegas cuando se ponen en entredicho son actos denunciables. Pero entonces no basta con un insulto o una descalificación o un mensaje encriptado que solamente el emisor y el receptor entienden, no el lector. Las informaciones, en estos casos, hay que razonarlas y argumentarlas. En su dedicatoria de hoy, ‘Diario
de Almería’ descalifica a su colega porque el Rey no ha venido a Almería, a
pesar de ser invitado por Diputación. ¿De verdad que esta ausencia merece un
reproche así o hay algo más detrás? Hay, tiene que haber, algo más detrás que el periódico no desvela.
Hace un par de veranos el ahora escandalizado ‘Diario
de Almería’ vendió a escala nacional, y tal vez mundial, la noticia en primicia
de que los futuros reyes de Holanda pasaban sus vacaciones en la costa de Almería.
Dio la noticia como cierta y sin margen de duda. Posteriormente, también ‘La Voz de Almería’ se subió al
carro de esa ‘noticia’. Incluso 'El País' cayó en la trampa. "Los reyes de Holanda nunca han estado en Almería": ese fue
el titular de un artículo que publiqué días después precisamente en ‘La Voz de Almería’. Da igual lo que yo dijera o que todo fuera un montaje periodístico, la noticia era que estaban aquí, no que no estaban ni que ni siquiera se les esperaban. El periódico
de Joly nunca rectificó su información, absolutamente falsa. El decano, tampoco.
Desgraciadamente, la
publicación de informaciones no contrastadas -o directamente falsas- es frecuente en la prensa española. El apartado de ‘Fe de errores’ prácticamente ha desaparecido de los periódicos,
y cuando se utiliza es para rectificar algún apellido o cifra errónea, no para decir, como don
Juan Carlos, aquello de “Perdón, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. En el
caso de la deseada y no producida visita de los Reyes de España, ‘La
Voz de Almería’ no dio por cierta la información, sino que se
hizo eco de un rumor, o un deseo, y de la invitación formal formulada por
Diputación. La ‘campaña’ –porque aquello fue lo más parecido a una campaña publicitaria de la costa de Almería- resultó muy positiva
para los intereses turísticos de la provincia.
La prensa de papel
atraviesa por momentos muy delicados. Los medios de información alternativos le
están ganando terreno. En el caso de Almería, lo hemos manifestado más de una
vez: es insostenible la edición de tres diarios de papel cuando, entre los tres,
ni siquiera llegan a los 10.000 ejemplares, según la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD). ‘Diario de Almería’ es un buen periódico,
pero de escasa aceptación entre los lectores, no me pregunten por qué, porque no lo sé. Apenas vende 2.000 ejemplares a
pesar de su reducido precio. Pero una falta de clientela como esa no se arregla
echando mierda sobre la puerta del tendero de al lado. Eso es un error. A Antonio Lao, su
director, no se le reconoce en estas batallitas. Lo digo desde el respeto y el aprecio.
Me gustaría hacer, por último,
una observación sobre este improvisado artículo que acabo de escribir. Quien lo firma, o sea yo, no
responde a ninguna ‘voz de su amo’. No tengo relación contractual económica alguna con el periódico
que edita José Luis Martínez. Mis artículos se publican en varios medios, y también
en ‘La Voz de
Almería’. Y si alguno de ellos no se publica en ‘Diario de Almería’ no es por voluntad propia, sino porque su director, Antonio Lao, consideró en su día –así me lo transmitió, y le di y le doy la razón- que no es adecuado escribir en ambos
periódicos a la vez. Como titula su columna Juan Megino, escribo estas líneas ‘Desde mi
independencia’.
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