Antonio
Lao
Director
de Diario de Almería
'Diario de Almería' de hoy |
Después de casi una legislatura perdida -con la afrenta de tapar los túneles
de la obra iniciada y parada- y la presión de la provincia (empresarios,
oposición y los propios dirigentes del Partido Popular) la señora Pastor llega
al Senado y, a regañadientes, se descuelga con una licitación de un tramo de
obras de 12 kilómetros
que, por mucho que se empeñen, no estará en obras antes de un año. Y es que,
nos nos engañemos, la voluntad puede ser toda -no la niego-, pero el dinero es
el que es y la señora ministra está más centrada en que la alta velocidad
llegue a Galicia, su tierra, que a Almería.
Tampoco debemos rasgarnos las vestiduras más de lo necesario. Como el propio diputado Rafael Hernando se ha encargado de pregonar a los cuatro vientos en esta legislatura -no en la anterior cuando no gobernaban-, para qué se va a adelantar el trabajo en esta tierra, cuando aún el tren no ha llegado hasta Murcia. Afirmación comprensible, si antes y durante ocho años no se hubiera encargado de decir, afirmar y atosigar con todo lo contrario.
Insisto, pongamos los pies en el suelo, miremos al frente con la serenidad y la seriedad que a toda persona coherente debe caracterizar y afrontemos la realidad. Y esa no es otra que el AVE a Almería tiene todavía por delante, para desgracia de los que aquí habitamos, un largo camino por recorrer. Un camino que puede ver alguna luz con destellos como el que el martes avanzaba Ana Pastor, pero que no van más allá de pequeños fogonazos en un desierto árido y quemado por la escasez de dinero, la falta de voluntad política, en favor de otras comunidades y provincias que lo necesitan tanto como nosotros y, lo que es peor, embutidos en un magno engaño para tratar de ganar tiempo a la desesperada, porque en mayo hay elecciones municipales y al año siguiente, 2016, hay que refrendar o cambiar al propio presidente del Gobierno.
Tampoco debemos rasgarnos las vestiduras más de lo necesario. Como el propio diputado Rafael Hernando se ha encargado de pregonar a los cuatro vientos en esta legislatura -no en la anterior cuando no gobernaban-, para qué se va a adelantar el trabajo en esta tierra, cuando aún el tren no ha llegado hasta Murcia. Afirmación comprensible, si antes y durante ocho años no se hubiera encargado de decir, afirmar y atosigar con todo lo contrario.
Insisto, pongamos los pies en el suelo, miremos al frente con la serenidad y la seriedad que a toda persona coherente debe caracterizar y afrontemos la realidad. Y esa no es otra que el AVE a Almería tiene todavía por delante, para desgracia de los que aquí habitamos, un largo camino por recorrer. Un camino que puede ver alguna luz con destellos como el que el martes avanzaba Ana Pastor, pero que no van más allá de pequeños fogonazos en un desierto árido y quemado por la escasez de dinero, la falta de voluntad política, en favor de otras comunidades y provincias que lo necesitan tanto como nosotros y, lo que es peor, embutidos en un magno engaño para tratar de ganar tiempo a la desesperada, porque en mayo hay elecciones municipales y al año siguiente, 2016, hay que refrendar o cambiar al propio presidente del Gobierno.
Ya les
aseguro que con medias verdades, engaños y engatusamientos varios, lo único que
logran es que los ciudadanos de la calle, los verdaderos afectados, se quiten
la careta, abran los ojos y pongan a cada uno en su sitio. Y nada mejor para
hacerlo que las urnas.
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