Gabriel
Sánchez Ogáyar
Escritor
Pespuntes.
Eso y no otra cosa es el arreglo que la secretaria general socialista,
Susana Díaz, le ha dado al saco, antes granero, donde el PSOE almeriense
guarda los pocos votos que le quedan. Un saco con tantos remiendos que, pasadas
las municipales, comenzará a romperse por mil y un sitios tras el arreglito
impuesto desde San Telmo, pasando por encima de las bases y sin
importarle lo que estas opinen. Hoy por hoy ser militante carece de
importancia. Cuando los dictámenes desde Sevilla llegan hay que acatarlos sí o
sí.
Joaquín Jiménez |
Un
grave error del que, no tardando mucho, Susana Díaz se arrepentirá. Mucho
más teniendo en cuenta que con dicho acuerdo gran parte de la militancia,
los simpatizantes y los votantes están en desacuerdo a pesar de que unos los
hayan acatado por miedo a moverse y no salir en la foto y el resto, me refiero
a los socialistas de a pie, porque les han impedido expresarse.
Sólo
hubo que ver la cara a Joaquín Jiménez Segura durante su comparecencia
antes de que el impuesto Pérez Navas tomase la palabra para ver que está
en disconformidad con lo que entendemos Susana Díaz ha dispuesto. Sin
embargo, la elegancia con la que encaró el reto y la claridad con
la que Jiménez se explicó hablan mucho en su favor. Sin medias tintas
dejó claro que no era una decisión suya, pero que era un hombre de
partido y que acataba la imposición.
Lo
sucedido corrobora lo que muchos pensamos. No hay democracia interna dentro del
PSOE por más que así quieran hacérnoslo ver.
Susana
Díaz se ha equivocado colocando como cabeza de lista a Pérez Navas e
impidiendo que las bases se pronuncien, no les quepa duda. Tanto hablar
de democracia y miren por donde yo y muchos como yo no la vemos.
Seguramente porque al margen de las grandilocuentes palabras de la presidenta
hablando de este nuevo y renovado partido, más participativo y abierto, la
realidad dentro del PSOE es bien distinta. En el PSOE, la democracia brilla por
su ausencia, para muestra un botón.
Consenso,
integración, acuerdo; palabras repetidas hasta la saciedad que esconden bajo
cada letra la mentira y el odio encarnizado de dos facciones, una de las cuales
no ha soltado el cuchillo desde que la mano dura del clan cuevano cayese en
desgracia y abandonase la dirección del partido. Esa y no otra es la realidad del
PSOE almeriense, donde unas cuantas familias que dicen ser socialistas manejan
el partido cual caudillos, a su conveniencia, de manera dictatorial, a golpe de
decreto, con insidias y confabulaciones, repartiéndose los cargos,
familiares incluidos.
Estos
que han gobernado el PSOE durante décadas han utilizando la táctica de “cuantos
menos, mejor” como premisa, para de esta forma controlar el partido y
mantener sus intereses.
Sirva
de ejemplo que de los 1400 militantes con los que el PSOE de la capital contaba,
no quedan más de 800. Eso supone que en torno al 45% de los militantes se han
dado de baja, hartos, cansados o aburridos de ver como estos
iluminados deciden por ellos, viven a cuerpo de rey y utilizan
sus votos para manejar un partido como si de su cortijo se tratara.
Algo
tendrá el agua cuando la bendicen estos santos barones que tienen como objetivo
seguir viviendo del incauto militante yutilizar el PSOE en su beneficio y
no en beneficio de la sociedad. Esto es algo que vienen haciendo desde hace
tres décadas estos ideólogos de pacotilla, conscientes de que controlando el
partido obtienen poder y mantienen privilegios.
Y si
ante los micrófonos unos y otros, guerristas y renovadores, hablan de unidad,
en petit comité y por separado ambos son conscientes de que dicha cohesión es
ficticia.
Pero,
¿a quién beneficia este acuerdo? Desde
luego, al PSOE no. Pero cuando hablo del PSOE no les hablo de sus asalariados
dirigentes. Me refiero a los soldados del partido, esos a los que
los generales utilizan y no comparten los honores. Dicho de otro modo, a
los militantes, simpatizantes y votantes que verán su voto caer en saco
roto.
Si
les preguntamos a las dos facciones, una y otra dirán que ha ganado el partido,
pero, ¿realmente ha ganado? Analicemos la situación. Resulta
evidente que los guerristas, cuyas cabezas visibles son Amate, Martínez y
Bonilla, han conseguido imponer a su candidato. El acuerdo ha sido un gol por
toda la escuadra en la portería de los que avalaron a Susana Díaz y ahora ella
traiciona. Cabe saber si la dirección provincial del partido ha
alzado la voz en Sevilla. Tengo mis dudas. Más bien considero que han agachado
las orejas.
¿Pero
es Susana consciente de que con un candidato como Pérez Navas las elecciones
están de antemano perdidas? Mi
opinión es que sí. La razón puede estar en las encuestas que el PSOE
regional maneja. Si dichas encuestas son similares a las que otros
medios tratan, la alcaldía seguirá en manos de los populares. Cabe suponer
entonces que pueda tratarse de una estrategia contra el candidato guerrista
falto de sangre y sin carisma que Sevilla ha colocado. Si así fuera el caramelo
envenenado que con ansia ha degustado Pérez Navas se le atragantará ya que,
perdidas las elecciones a la alcaldía, Pérez Navas y los que lo sustentan serán
historia.
¿Y
los renovadores han ganado? Está claro que tampoco. El desprecio cometido con
las bases no dejando que se pronuncien y la injusticia cometida desde Sevilla
con Joaquín Jiménez pasarán factura al PSOE capitalino que a buen seguro podía
haber obtenido con Jiménez como cabeza de lista mejores resultados. Recordemos
la dura oposición que el sacrificado Jiménez ha llevado a cabo como portavoz de
la oposición en el Ayuntamiento mientras Pérez Navas ha ocupado su mullido escaño
en el Senado.
Una
pregunta que muchos nos hacemos es: ¿qué pasará tras las municipales si vuelve
a ganar el PP? ¿Se quedará Pérez Navas en el banquillo del salón de plenos
municipal como líder de la oposición batiéndose el cobre como hasta ahora lo ha
hecho Joaquín Jiménez o volverá a su cómodo y bien remunerado retiro en el
Senado? Yo se lo diré como si catalán fuese: “la pela es la pela”.
La
pregunta que ahora me hago es: ¿Tomará entonces Susana Díaz la determinación
de exigirle a Pérez Navas que deje el escaño en la cámara alta y se
mantenga como concejal en la oposición? Bajo
mi punto de vista, está obligada. Si así fuera, tal vez entonces, con las
viejas y trasnochadas glorias socialistas fuera de la política provincial, se
vea por fin la tan manida y cacareada regeneración del PSOE almeriense.
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