Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia
Algunas agencias ofrecen entre sus opciones turísticas la visita al Aula del Mar, situada junto al Faro de Cabo de Gata, muy cerca del Arrecife de Las Sirenas y
en un entorno paradisíaco. Sin embargo, ¡asómbrense!, queridos lectores, estas magníficas instalaciones permanecen cerradas desde
hace años.
La construcción de este Aula-Albergue supuso un coste importante
como para permanecer oculta en el recuerdo. Este Aula del Mar de Cabo de Gata
es un equipamiento de educación ambiental marino localizado en pleno Parque
Natural Marítimo. Tiene una capacidad para 20 personas en literas dobles.
Cuenta además con una sala de usos múltiples para la realización de
conferencias, talleres… Dispone de una
embarcación, actualmente abandonada e inservible, para la realización de rutas en barco y talleres submarinos.
Aula del Mar en Cabo de Gata |
La publicidad
para el turismo habla de una serie de actividades fantasmas en el albergue:
”Senderismo, Mountain Bike, Rutas a caballo, Piragüismo, Buceo, Observación
fauna y flora, Rutas culturales, Rutas en barco, talleres de educación
ambiental”… e incluso describen la dotación de la casa: “Televisión, Cuarto de Baño, Cocina,
Lavaplatos, Comedor, Sala de estar, Facilidades minusválidos, Agua caliente…". Otras páginas web la describen como opción rural ideal o como un magnífico
recurso para trabajar todo el año con los colegios el tema de la educación
ambiental.
Recuerdo las actividades que se realizaban en este emblemático lugar
durante los primeros años de la década pasada (funcionó desde el verano del
2000 hasta más o menos el año 2005 y a partir de ese momento desapareció como
por arte de magia). Desde luego es evidente la falta de apoyo institucional y
la estrechez de miras de la
Consejería de Medio Ambiente a la que pertenece esta Aula del
Mar.
Todavía pienso en la charla de presentación a la que asistí con mis
alumnos y el imborrable día que pasaron allí los chicos haciendo prácticas con
especies del mar, viajando a través de un sendero por diferentes y hermosas
calas o las enseñanzas como aprendices de pesca. Esa jornada comimos al aire
libre recordando el video proyectado por los biólogos del Aula con magníficas
explicaciones que respondían al aluvión de sensaciones en forma de preguntas de
mis alumnos de ese curso 2004-2005.
Uno de aquellos chavales, diez años
después, me comentaba la huella que dejó en su retina esa visita y la decepción
enorme que sentía al comprobar que ya no se puede volver a repetir una
experiencia tan enriquecedora. Y eso es lo que pretendemos en este artículo que
el Cabo vuelva a convertirse en una Aula viviente para el aprendizaje de unos
jóvenes ávidos de que alguien inteligente, con sentido común y con una mínima
sensibilidad se atreva a poner en marcha lo que ya existe.
Una sensación similar sentí en mi última visita a las Menas (Serón) y ver el estado de abandono en el que están unas magnificas instalaciones que debieron costar una fortuna y donde las malas hierbas y la suciedad campan a sus anchas. Eso sí para la construcción no se reparó en gastos, fiananciados por la UE,por cierto.
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