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Contrarréplica a Alfonso Rubí: los farsantes del Milenio

Jorge
Lirola Delgado

Alfonso Rubí Cassinello publicó un artículo contra mí en el que, sin aludir a hechos contrastables, me acusaba de cosas muy graves como el creerme en posesión de la verdad absoluta, desprestigiar y difamar contra quienes no están de acuerdo conmigo, entre ellos él, de actuar como fiscal, juez y verdugo e incluso me atribuye una presunta enfermedad.

Me parece ruin lo que hace, que es precisamente lo que dice criticarme: “difama que algo queda”. En mi caso, cuando soy crítico, tanto conmigo mismo como con los demás, lo hago sobre puntos concretos, que preciso, por lo que pueden ser contrastadas mis críticas, sin dejar en indefensión a nadie, incluido Alfonso Rubí, que puede contestar a los puntos que planteo. Ahora bien, cuando los descalificativos son genéricos y sin argumentación, se deja en indefensión a la otra persona y se actúa con mezquindad.

Presentación del logo del Milenio
Mis discrepancias con él han sido continuas desde que lo conocí, sobre todo por su forma de actuar. Apareció en algunas conferencias que había organizado la Fundación Ibn Tufayl y con cierto secretismo, se acercaba a mí y me decía que teníamos que hablar y se iba. Yo no sabía quién era ese señor, pero, si quería hablar conmigo, lo podía hacer como cualquier otro, pues soy persona accesible y servicial, que no servil, por lo que no voy detrás de nadie.

No sabía por qué Alfonso Rubí estaba obsesionado con que las diversas administraciones formaran un consorcio, como se había hecho en Granada, poniendo dinero público y dando desgravaciones fiscales a las empresas que también lo donaran. Ahora veo claro que sus intenciones eran que lo nombraran a él al frente de ese consorcio para sacar así partido él y sus amigos, como Andrés de Lucas, para quien el progreso está en poner Eurovegas en Tabernas, atraer carreras de Ferraris y cosas similares.

Aunque noté que Alfonso Rubí era persona a la que le importaba poco el rigor histórico (yo mismo le hice muchas correcciones para incorporar tanto en la página web como en la leyenda árabe del logo que había hecho sin que se preocupara por arreglarlas), decidí colaborar con la Plataforma y la Asociación del Milenio que se constituyeron, pensando que detrás había muchos colectivos y personas interesadas en que hiciéramos cosas que sirvieran para avanzar en el conocimiento y la difusión de nuestra historia. Ahora he podido comprobar que maneja a unas personas concretas y se parapetan en Asociaciones, sin que la participación democrática brille en ellas.

Su modus operandi es ir a hablar con alguien y obtener información sobre alguna actividad y llevarla a otro como si estuviera él organizándola. De ese modo, más que fomentar el que las administraciones colaboraran entre sí en la conmemoración del Milenio, lo que hacía era liar las iniciativas. Le encanta decir que arreglará cualquier tema recurriendo al amiguismo: que fulanito es su  amigo y hablará con él. Así nos dio seguridad de que diversas actividades se harían en el Patio de los Naranjos, cuando finalmente no estaban confirmadas ni el que decía que era su amigo lo fuera realmente.

Con la organización de la Marcha del Milenio, la gota culminó el vaso en muchos aspectos, pues sin decir nada a quienes estábamos trabajando en ella para que tuviera calidad, permitió que apareciera una charanga para que encabezara la Marcha a ritmo de pasodobles. Y en lo que yo entiendo que es un claro fraude orquestado por Nicolás Castillo en el tema de las camisetas sufragadas por el Ayuntamiento y la Diputación y lo estoy tanto que lo voy a denunciar a la Fiscalía por sus implicaciones en otros temas, se alineó con sus amistades peligrosas, escudándose en que hay que estar unidos y no divididos.

Desde que, por decisión del Patronato de la Fundación Ibn Tufayl, le prohibimos que utilizara las actividades que estábamos organizando en beneficio propio, lo que antes era una gran consecución de que desde la Fundación consiguiéramos aunar a las tres administraciones en diversas actividades, ahora es que nos hemos aprovechado de la Plataforma y de AMRA para conseguir organizar actividades conjuntas que no habríamos llegado a concretar si no hubiéramos estado en una y otra con todo el prestigio que han conseguido por su trabajo y el de sus amistades peligrosas.

Desde la Fundación Ibn Tufayl nos encanta organizar actividades con otros colectivos, pero visto lo visto tendremos que ser más cuidadosos con quienes nos juntamos, especialmente yo que arrastré al Patronato y que no creo que esté en posesión de la verdad absoluta, como se me acusa, sino que también me equivoco, si bien procuro rectificar cuando me doy cuenta de mi equivocación, como he hecho con el Sr. Rubí Cassinello.

Sutilmente, trata ahora de decir que estoy contra mucha gente, aludiendo a mi blog de denuncias como si lo acabara de descubrir. Me consta que lo conocía hace tiempo y entonces cuando trataba de aprovecharse de mi trabajo todo eran elogios interesados, que se han trocado en duras críticas ahora hasta llegar a proponer que me expulsen de AMRA. No temo los debates siempre que sean sobre temas concretos y no abstracciones, pues sin duda aquellos, a través de argumentaciones, permitirán que cada cual pueda juzgar por sí mismo sobre quién tiene razón.

PD: No parece casual el día que eligió el Sr. Rubí para la publicación del artículo: el mismo día de la Asamblea en la que, con la relación de socios que controlaba él y la empresa de su hija, había orquestado unos arreglos a su medida. Será interesante comprobar cómo evoluciona los acontecimientos. El que haya tardado en contestar se ha debido a compromisos acuciantes que me han tenido muy absorbido en el trabajo.

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