Joaquín Abad
Exdirector de La
Crónica
Esto es
horroroso. Sólo se habla de corrupción, de tarjetas con gastos sin justificar que usan
consejeros de cajas de ahorros intervenidas, fraude de ayudas en Andalucía,
políticos detenidos, sindicalistas detenidos, empresarios detenidos... No es
hora de pedir perdón, señor Rajoy. No es hora de lamentarse por confiar en
personas poco dignas. No. Es hora de ser valiente y, apoyado en esa mayoría que
cree ostentar, legislar raudo y veloz contra todas estas actitudes. Es la hora
de los valientes. De decisiones valientes. De actitudes valientes y dejar de
ver cómo el barco de la democracia se hunde por culpa de políticos
sinvergüenzas y sin escrúpulos.
Si de verdad
quiere salvar la democracia, que está en peligro por culpa de gobiernos como el
suyo, debe dar un golpe de gracia a toda esa podredumbre que está instalada en
todos, todos los partidos. Está instalada en todas, en todas las
administraciones públicas. Está instalada en todos los sindicatos de clase que
han robado el dinero de las ayudas en lugar de utilizarlas para crear empleo.
No debe pasar ni un día más sin que los cerebritos de la Moncloa le
proporcionen una batería de propuestas, a presentar en el parlamento con
carácter de urgencia, y poner freno a tanto descrédito. Y por supuesto, debe
legislar para eliminar las puertas giratorias, los retiros vitalicios
millonarios como el de Ruiz Gallardón, que apestan por sí solos.
Aunque me temo
que, desgraciadamente no cuenta con el equipo que quiera dar ese puñetazo en la
mesa. Entre otras cosas, porque ese equipo que vive en Moncloa goza de
privilegios inconfesables a los que no quiere renunciar. Están muy contentos en
la creencia de que cuando pierdan las próximas elecciones, que las perderán,
seguro, serán recolocados en algún cargo público vitalicio, en algún consejo de
administración millonariamente remunerado a cambio de asistir una vez al mes a
una aburrida reunión, como se quejaba Felipe González. Sí, un González que pasó
de ser descamisado socialista a millonario jubilado con yate y propiedades y
edificios en América...
Y esto tiene
toda la pinta de que va a acabar mal. Muy mal. Sí, tiene toda la pinta de que
Rajoy se enrocará, con su niña de la Moncloa, y verá, fumándose un puro, el fin
del bipartidismo que durante treinta años se ha repartido el poder, el dinero
y los puestos vitalicios en cargos a costa de todos. De todos los que van a
dejar de votarles, claro.
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