Antonio
Quesada
@AntonioFQuesada
Almería
está atravesando por un momento muy complicado. Los datos que ha hecho públicos
el Instituto Nacional de Estadística dan fe de ello. Según la Encuesta de Población Activa
tenemos 130.600 parados, que se dice pronto, en la provincia. Son muchos los
dramas familiares y personales que crecen a la sombra de la frustración de la cruel
política económica y social aplicada por la derecha.
Sinceramente,
no tenía ni la más mínima intención de dedicarle hoy ni una sola línea al
presidente del Gobierno pero se hace difícil encajar estas cifras sin recordar esas
palabras entusiastas de Rajoy en Almería -hace solo unos pocos días- al
referirse al supuesto crecimiento que está experimentando la economía.
Está
claro que no hablaba de Almería. Si algún ‘don’ tiene Rajoy ya sabemos que el
de la oportunidad no es uno de ellos. La economía almeriense sigue sin poder
superar de ninguna manera esta terrible crisis que nos atenaza y hasta para eso
pareciera que somos también una esquina, el córner del que nadie saca un balón en
condiciones.
Sin
embargo, las cosas tienen a veces una explicación más sencilla de lo que en un
principio cabría pensar. Almería ha perdido en los tres últimos años con el PP algo
más que un tren. Ha perdido la oportunidad de crecer en el sector turístico
porque hay que tener mucha voluntad para llegar hasta aquí.
Hay
que ser muy atrevido para pegarse casi siete horas de tren desde Madrid o
gastarse -como decían los representantes de los empresarios almerienses- 500
euros en un avión; un precio con el que cualquiera que no sea de esta provincia
se preguntaría si estás comprando el aparato a plazos.
Si
no podemos sacar de manera rápida los productos que producimos o si los
viajeros eligen otros destinos a los que llegan antes y gastando menos en el
trayecto, nuestra recuperación será mucho más lenta y, lo que es peor, no habrá
manera de rebajar estas cifras de paro.
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