Emilio Ruiz
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Resuenan
los ecos de la visita de Mariano
Rajoy. ¿A qué ha venido el presidente?, se pregunta el personal. Da la
impresión de que tan extensa visita no ha dejado contento a nadie. Entre los
propios, difícil es hallar una línea de satisfacción. Javier Aureliano García se resigna: “El hecho de venir es un
compromiso”. Eugenio Gonzálvez se
limita a mostrar lo “orgulloso que estoy de pertenecer al PP”. Ni siquiera Rafael M. Martos, tan contemporizador,
ha escrito una línea de agrado. Muy al contrario: “Rajoy ni prometió ni
comprometió nada”. José Fernández no
ha tenido tiempo de halago alguno porque sigue con su particular cruzada contra Susana Díaz. Y Antonio Felipe Rubio habla de “infructuosa
visita” con “desazonador mensaje”.
Rajoy, con Diego Martínez |
Entre
los articulistas, plena decepción. “Un par de días de descanso”, dice Juan Torrijos. “No vino a
solucionar nada sino más bien a reforzar las candidaturas de Juanma Moreno y de Luis Rogelio Rodríguez-Comendador”,
cree Kayros. “La visita solo ha servido para rellenar un álbum de fotos”, opina Antonio Quesada. La periodista Elena Torres es contundente: “Su
desprecio hacia Almería ha sido absoluto”. “Prometió sin concretar, como fiel
gallego”, dice Manuel León. Gabriel Sánchez Ogáyar se pregunta
y se responde: “¿Pero a qué ha venido? En verdad nadie lo sabe”. “Ha
venido de turista”, dice José
Antonio Díaz Roda. “Al menos fue honesto y no engañó”, valora Trino Tortosa.
Ante
tamaña tormenta, Rosario Soto ve
un punto de luz al final del túnel: “El AVE llegará… según las
posibilidades presupuestarias, pero llegará”. Bueno es saberlo.
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