Juan de Dios Ramírez-Heredia
Abogado y periodista
Presidente de Unión Romani
Hemos
intentado averiguar que cosa es ser un trapacero y nos hemos quedado
muy tranquilos porque, por fin, los sesudos académicos de la Real Academia de la Lengua , tras devanarse los
sesos, han decidido equipararnos a los más conspicuos personajes de la vida
pública española. Mariano Rajoy y todos los miembros de su Gobierno, según
algunos líderes de la oposición, son unos trapaceros. ¡Bien!
Unión Romani |
Pero
cuando oímos a Cristobal Montoro, especialmente en la sesión parlamentaria de
control del Gobierno, dirigirse a la bancada socialista llegamos a la
conclusión de que Pedro Sánchez y todos sus correligionarios son unos
trapaceros. ¡Bien!
Y
tal como andan las cosas en Cataluña, y por lo que oímos cada día, Artur
Mas, Oriol Junqueras, la señora Camacho y el señor Iceta son unos redomados
trapaceros. ¡Bien!
De
la misma forma que integran un numerosísimo ejercito de trapaceros todos
aquellos que en decir de Pablo Iglesias integran “la Casta ” política de este país.
Por
desgracia para el sistema de libertades que nos hemos dado los españoles y que
garantiza la
Constitución Española , ésa que tras el largo túnel de la
dictadura franquista, algunos contribuimos a redactar, cada día son más los
españoles que piensan que estamos rodeados de trapaceros.
Pero,
¡ay amigo! Los señores y señoras trapaceros de la Real Academia de la Lengua no se han atrevido a
situar como cuarta o quinta definición de los anteriores colectivos algo así
como “en el sentir popular, dícese de ellos que son unos trapaceros”. No se han
atrevido. No han sido capaces de “echarle huevos”, es decir, actuar
valerosamente, como dice la propia RAE en la acepción número quince de la
palabra “huevo”
Pero
a los gitanos y gitanas de este país, hombres y mujeres que llevamos años
luchando por sacudirnos la ignominia del analfabetismo, la esclavitud que
supone tener el mayor índice de paro de toda España, y de padecer los mayores
grados de exclusión social, a nosotros sí hay desvergüenza académica para llamarnos
trapaceros. Estamos luchando por hacer valer nuestra buena imagen que es la
verdadera. Niños que van al colegio, gitanas jóvenes que van a la universidad a
pesar de que ellas y sus padres vivan en condiciones que claman al cielo. Pero
da igual. Creíamos que estos académicos darían el paso decisivo para quitar de
nosotros el sambenito que tan injustamente nos acompaña porque todavía hay
gente que ven en nosotros la imagen de todos los males.
Por
cierto, que no se me olvide, la definición que la Real Academia de la Lengua da a este término en
su quinta acepción, ─no se en que personajes estarían pensando los académicos─
al referirse a nosotros es la siguiente: el gitano es una persona “Que
con astucias, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”. ¡Chorri
baxt te aven!
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