Antonia
Sánchez-Villanueva
Subdirectora
de La Voz de
Almería
El
conocido empresario almeriense Antonio Pérez Torres, fundador del ya desaparecido
grupo inmobiliario Obrascampo, fue detenido ayer en Aguadulce en el transcurso
de una operación de la
Policía Nacional y Vigilancia Aduanera por una investigación
de presuntos delitos contra la Hacienda Pública. Según ha podido confimar este periódico con varias fuentes, junto a Pérez
Torres fueron también detenidas otras dos personas, relacionadas con el
mismo grupo empresarial: Israel Martínez y Francisco Miguel Nieto. Ambos, sobre
todo el primero, figuran como administradores de distintas sociedades
mercantiles.
Edición de hoy de La Voz de Almería |
Los tres fueron conducidos a los calabozos de la Comisaría de la capital,
donde pasaron la noche. Está previsto que no sea hasta mañana sábado cuando los
detenidos pasen a disposición del Juzgado de Instrucción número 1, que se encuentra
en funciones de guardia.
La
investigación que ha llevado a la detención del empresario está siendo
desplegada por la
Agencia Tributaria. Al parecer, según la información que ha
podido recabar este periódico, tiene que ver con posibles actuaciones
fraudulentas en declaraciones de IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) y
con insolvencias punibles, así como con blanqueo de capitales, imputables cada
uno de estos delitos a alguno de los detenidos.
Antonio Pérez, originario de la zona de Níjar y arquitecto técnico de
profesión, desplegó una notable actividad empresarial en el sector de la
construcción y promoción inmobiliaria que llegó a su cénit con la creación del
grupo Obrascampo, uno de los más fuertes de la provincia durante los años
dorados del ‘boom’ del ladrillo.
Tras la desaparición de este grupo, eentre 2009 y 2010, Pérez Torres continuó
con la actividad empresarial en el campo de la consultoría, con la constitución
de General Consulting. A principios de este mismo año fundó Grupo Gestarent,
con sede en Aguadulce, para gestión de inmuebles, planificación financiera y
administrativa. En estos últimos años, también ha hecho también inversiones
inmobiliarias en Marruecos.
Aquel
Rey Midas que fichó a Juan Imedio
Manuel
León
Redactor
Jefe de La Voz de
Almería
Almería
se salía de sus costuras, con el sol y la playa de toda la vida, y el brillo de
las grúas. Aparecieron por estos lares, en los comienzos de la década tobogán,
los primeros espadas inmobiliarios: gente como los Jove, Metrovacesa, Realia,
los Del Pino, de Ferrovial. Y entre ellos un joven ambicioso, un aparejador con
gafillas de ratón de biblioteca, que empezó a crecer como la espuma comprando
suelo y promocionando viviendas baratas.
Antonio Pérez / Ideal |
Antonio Pérez Torres (Los Gallardos, 1959) llevaba el cemento y el ladrillo en
los huesos. Su padre, albañil, recaló con su familia en el pueblo del Chacho
Torres, para trabajar con Los Pegotes, aunque eran oriundo de Los Albaricoques
de Níjar, donde la muerte tuvo un precio. Estudió con beca en el Instituto Nicolás Salmerón y después se diplomó en
Arquitectura Técnica en la
Universidad de Sevilla.
No pensaba volver a Almería. Pero lo hizo y empezó a laborar como profesional libre en un pequeño despacho de
En 1980, decidió dar el salto de técnico a promotor, a empresario, ya eran
palabras mayores. Le cogió a Antonio, un hombre que ha conservado siempre una
mirada limpia a pesar de todo, la época buena que hubo entre 1985 y 1992 y creó
Obrascampo. Le salieron bien los dientes en el tajo, como experto conocedor de
suelo que pisaba.
Empezó a construir por Níjar y en la periferia de la capital, eran primeras
viviendas en Huércal de Almería y Benahadux, cumpliendo los sueños de
recién casados que veían cómo día a día se levantaba su hogar y el de sus
futuros hijos en las promociones del dinámico promotor nijareño.
Tras la crisis de juguete del 93, Antonio siguió adelante, si cabe con más brío: el sector aparentaba una salud de hierro, apoyado financieramente hasta las trancas. Nadie veía fisuras en la actividad de pedir un préstamo promotor, edificar viviendas, venderlas, devolver el préstamo al banco y ganar un buen dinero.
Antonio, en esos días de vino, rosas y algo más, cogió aún más confianza con la dinamo del 2005. Obrascampo, como sus colegas, se hinchaban a vender sobre plano, sin poner siquiera un ladrillo. Había dinero a espuertas para estos selfmademan que bordeaban la cuerda floja con el desparpajo de Pinito del Oro.
Confió en el valor de la publicidad y fichó a Juan Imedio a quien vistió de
blanco nuclear, lo descalzó y le puso un palo de golf. Creó sus Casas de Autor,
patrocinó al Almería de El Lunático, y parecía que todo lo que tocaba se
convertía en oro, como el Rey Midas. Llegó a facturar cerca de 100 millones de
euros y a contar con 300 empleados.
El naufragio Después se descubrieron las subprime, Lehman Brothers y la debacle final. En 2008 ya se tuvo que embarcar en un plan de refinanciación de deuda, tras haber comprado suelo para reventar (más de
Se podía ver al promotor Pérez, a partir de 2009, ya con el gesto contrariado, tomando café en el Parrilla Pasaje, bajando el Paseo desde su oficina embargada en
Tras el naufragio, los bancos le echaron la perpetua: insolvente de por vida.
Intentó reinventarse, con una consultoría, sondeando Marruecos con una maleta,
con la sensación de haber vivido cosas muy fuertes, conformándose con lo que
rescató de ejecuciones y liquidaciones, con las cicatrices de guerra aún
tiernas. Hasta ayer tarde, que volvieran a abrirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario