Elena Torres
Periodista / Teleprensa.com
No
se si tendrá mucho que ver con el efecto Podemos, que de no aparecer en las
encuestas de opinión se ha puesto a encabezar los resultados de unas elecciones
generales, o que ciertamente el tufo de la corrupción empieza a hacer mella en
algunos políticos, pero lo cierto es que por primera vez se ha podido escuchar
a alguien del PP de Almería decir aquello de ya está bien. Hay que acabar con
los corruptos y hay que terminar con los mandatos encadenados a los que parece
que se atornillan algunos políticos sin posibilidad de ‘arrancarse’ del sillón.
María Muñiz dice que "estamos pasados de moda" |
La
concejala de Movilidad en Almería, que precisamente no lleva poco en esto de la
política, María Muñiz, ha reconocido públicamente que ‘estamos pasados de moda’
y sería bueno renovar con otras caras las listas. Hombre, pues si. No sólo sería
bueno para su partido, sino muy sano para la democracia y la política.
Es
curioso, pero otros que como ella llevan también un ‘buen rato’ en esto de la
vida pública, como es el caso del actual alcalde de la capital, Luis Rogelio
Rodríguez Comendador -fue presidente de la Diputación ocho años,
ya va a cumplir su tercer mandato al frente del Ayuntamiento de Almería y
aspira a un cuarto-, reconozcan en terceros su larga trayectoria pública y no
se den por aludidos.
Esto viene a ser como lo de la ministra Fátima Báñez, que
al ser preguntada por la corrupción nos suelta una perorata tal que "esa
no es la gran mayoría de la sociedad española, son personas que confunden el
interés público con el privado, están a veces en los partidos políticos, a
veces son empresarios, a veces son funcionarios o a veces son ciudadanos
normales que defraudan también la ley".
Es decir, que viene a compararnos
cualquier fraude fiscal de un ciudadano de a pie con la ‘gran máquina’ de sacar
dinero en la que muchos han convertido las instituciones. Mire no, a esta gente
persígala pero después, primero trinque a quien más nos ha robado, al que mucho
me temo ha hecho que nos fallen todas las cuentas públicas.
Pero
como digo, en Almería las voces del PP contra la corrupción aún son tímidas, no
así en otros lugares como el País Vasco o Extremadura. Lo cierto es que para
terminar con ella hay que acabar también con quien lleva mucho tiempo en el
poder. Por eso Mariano Rajoy no nos vale para abanderar ninguna ley de
transparencia y menos aún impulsar un pacto con el PSOE contra la
corrupción, como si este asunto fuera cosa de los dos únicos partidos que
alguna vez tuvieron el poder en este país y aún perviven.
Y no es posible
sencillamente porque conoce a demasiados compañeros de filas con los que estuvo
en el Gobierno y a los que ya no sólo se cuestiona públicamente sino que se
cita judicialmente para aclarar asuntos muy turbios como es el caso de
Bárcenas, Rato, Acebes y tantos otros. Y nadie se cree que quien ha
convivido tan de cerca con ellos nunca sospechara nada -doy por supuesto que
no participó-, porque de ser así tendríamos a un tonto como Jefe de Gobierno.
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