Antonio Felipe Rubio
Periodista
El
pasado viernes la presidente de la
Junta de Andalucía, Susana Díaz, protagonizó el acto de
inauguración de una placa conmemorativa en aras de la igualdad y contra la
violencia de género en las dependencias de la Universidad de
Almería. Los periodistas asistentes cubrieron el acto con el suficiente
criterio profesional para recabar documentos gráficos y sonoros del evento. Una
vez satisfecha la labor de cobertura, la presidente se aprestó a responder a
las preguntas de los redactores que interpelaron sobre temas de actualidad,
algunos delicados e incómodos, y que Díaz iba respondiendo sin atisbo alguno de
renuencia.
Susana Díaz y Pedro Molina |
El
rector de la UAL ,
Pedro Molina, visiblemente airado, estalla interrumpiendo el trabajo de los
periodistas para recordar el “sacrosanto” motivo del encuentro, y pide que se
limiten las preguntas a tal efecto y “dejen para otro momento las preguntas de
naturaleza política”. Ante la iracunda irrupción, presenciada por Susana Díaz
con visible contrariedad y moderado gesto de desaprobación, los periodistas
reorientan la sagacidad hacia terrenos menos escabrosos.
La
indudable influencia sectaria residente en los más altos órganos de gobierno de
la UAL propicia
estos deleznables brotes de servilismo que se tornan en desmedida bizarría
inherente a la preservación de privilegios, incluido el de “magnífico” lacayo.
Será
difícil conocer de primera mano el bochorno que abrumó a Susana Díaz. Quizá
prime la conmiseración hacia un exaltado de probada mediocridad que defiende
con exhibido denuedo los flancos del poder que le aclimata. Recuérdese que en
el cortijo quién avisa y defiende no es el señorito, es el perro; más valioso
cuán más intrépido.
Es
de lamentar que, tras la briosa admonición, se aceptase por los periodistas la
reconducción, modulación y melifluidad de las preguntas. Sin embargo, he de
reconocer que un plante o desaire podría tener efectos desagradables tras una
llamada a capítulo sobre las generosas “contribuciones” de la UAL con distintos medios de
comunicación. Pero, sea como fuere, alguien ha de reaccionar.
Las
reiteradas reivindicaciones de periodismo libre e independiente han sido, entre
otras, consecuencia de imposiciones tan
extendidas como las ruedas de prensa convocadas sin posibilidad de preguntas, y
“eso no toca”, “no es el mejor momento”, etc. una rutina consentida y
consolidada en España. No obstante, hay que esperar un viaje al extranjero para
que dignatarios nacionales se prodiguen en declaraciones epigramáticas y no
atenidas a guión (Felipe en China, Aznar en Texas y Azores, Rajoy en plasma).
“En la Luz está la Sabiduría ”. La misma luz
que cegó una tenebrosa actuación sectaria que nubla los preceptos de libertad,
apertura, pluralidad y tolerancia.
El
otrora adalid de la libertad para sindicalistas mochileros y okupas del Campus
-degollaciones de corderos incluidas- se torna en fanático del culto y
protección al líder aduciendo advocaciones y argumentos sublimados para desviar
lo mundano de lo que entiende como “sagrado”.
El
modelo de “democracia ilustrada” que surten algunas universidades lo vemos en
la “Generación Coleta”, una extracción de la perniciosa endogamia alimentada
por sectarismo acomodado en una joven casta con idéntica caspa que se desmelena
ante cualquier aviso o amenaza que turbe sus horizontes de caudillaje. Y,
aunque Pedro Molina no tiene coleta, así, homologa el “pelaje”.
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