Antonio
Quesada
@AntonioFQuesada
El
daño ocasionado por la corrupción y la desafección ciudadana hacia la política ha
provocado una entusiasta ola de opinión que ha alcanzado hasta el último rincón
de este país, léase Almería; ínsula donde el oleaje arrecia debido al temporal
que sufre el Partido Popular desde Finisterre a Cabo de Gata.
María Muñiz |
En
esa reflexión debía de andar la concejala del PP del Ayuntamiento de Almería
María Muñiz cuando tuvo el ataque de sinceridad que le llevó a decir en la Cadena Ser que en su partido
hace falta una renovación muy clara de cara a las municipales, para añadir a
continuación que “en el fondo todos ya parecemos un poco pasados de moda”.
Tardó
muy poco el alcalde de la ciudad en entrar al trapo de las declaraciones de la concejala
con el claro objetivo de señalar que, efectivamente, “es verdad que la señora Muñiz
lleva muchos años”. Curiosa mañana de “zascas” entre compañeros la que se vivió
en el Ayuntamiento.
Todo
esto ocurría mientras la secretaria general en diferido del Partido Popular, María
Dolores de Cospedal, sostenía sin descojonarse de la risa que su partido había hecho
todo lo que se podía hacer frente a la corrupción. La insólita declaración de la
dirigente ‘popular’ dejó por el camino a más de un desconcertado, entre los que
se incluyen a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, quien asegura
que sí se pueden tomar más medidas.
Ninguna
de ellas, sin embargo, parece que pasen por firmar su dimisión como máxima
responsable del departamento de recursos humanos de su organización. La que
decidía todos los nombramientos pasa por ser ahora la punta de lanza de la
regeneración política.
La
situación en la que se encuentra el PP, acorralado por los presuntos casos de corrupción
y la evidencia de las encuestas, ha desatado una enorme tormenta en la que solo
unos pocos alcanzarán, a este paso, los botes salvavidas, mientras el resto decide
si abandona o no el barco.
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