Rocío Herrera, sangre almeriense y navarra

Emilio Ruiz
www.emilioruiz.es

Rocío Herrera es hija de Carlos Herrera y Mariló Montero. Lleva, pues, en sus venas sangre almeriense y navarra. Buen cóctel: la templanza mediterránea con la sobriedad del norte. La muchacha –como diría su padre- tiene 20 años, vive en Madrid con su madre –la pareja se separó en 2011- y estudia Administración y Dirección de Empresas en la Universidad CEU San Pablo.

Rocío Herrera
Dotada de una belleza despampanante, acorde con los genes heredados, al menos por parte de madre –y suponemos que también por parte de padre-, Rocío ya ha hecho sus primeros pinitos como actriz en un videoclip del Dj Julien Leik, hijo del fallecido periodista Julián Lago, aquél que inventó la famosa frase de “No me responda ahora, hágalo después de la publicidad”.

La joven Rocío pretende adentrarse en el mundo de la moda. La firma de ropa Biombo 13, de Laura Corsini, acaba de ficharla como su imagen publicitaria. "Queríamos rasgos muy españoles, una mirada penetrante y una sonrisa preciosa, y por mucho que buscamos no dábamos con ella”, explica, hasta que “recogimos a una niña espectacular la noche anterior a la campaña en la estación de Torrelavega, con una gracia andaluza tremenda, una dulzura radiante y unas ganas locas de trabajar".

Estos días, Rocío ha hecho uso de su condición de buena hija para partirse la cara por su madre, autora últimamente de preguntas y comentarios poco agraciados. “Ya está bien de tantas criticas bestiales. Han llegado a un límite muy extremo. Nadie es perfecto. Basta ya de tanto linchar”, ha escrito.

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