40º aniversario de ‘Ideal’ en Almería

Miguel Ángel Blanco Martín
Periodista, delegado de Ideal en Almería (1973-1990)

Se han cumplido 40 años desde la creación de la edición almeriense del periódico Ideal. Con este motivo, Miguel Ángel Blanco, que fue su delegado durante muchos años, escribe en el número especial editado al efecto:

Cuando se recuerda el tiempo de la Transición democrática en Almería y se analiza la función de los medios de comunicación, especialmente de la prensa escrita, es prácticamente unánime el reconocimiento al papel protagonizado por el periódico Ideal (edición de Almería).

Para la conquista de la democracia se imponía el cambio político, cultural y social. Pero lo primero que había que hacer, para facilitar el camino a ese futuro en ciernes, era cambiar el periodismo que se hacía en Almería. Y eso es lo que pretendió e impulso la Delegación de Ideal, un objetivo nada fácil y muy arriesgado que exigía el compromiso personal del periodista. “Sin periodismo no hay democracia” es el lema de denuncia, en la actualidad, ante la crisis y con los medios de comunicación en proceso de desmantelamiento. Ahora el periódico Ideal está recordando los 40 años de su presencia en Almería. Por eso, creo que es bueno recuperar esta pequeña/gran historia del periodismo almeriense para dejar constancia de que lo que bautizamos como “Redacción Abierta” de Ideal contribuyó a que la democracia fuese posible en Almería.

Edición de hoy de Ideal
El periódico Ideal, bajo la dirección de Melchor Sáiz-Pardo y Rubio, con sede central en Granada, promueve su presencia en Almería a principio de los setenta, aunque su vinculación con esta provincia arranca antes, con la figura de un corresponsal, Manolo Román (redactor de La Voz de Almería). Con la creación de una delegación en la capital almeriense (el 11 de enero de 1973 aparece por primera vez la referencia al domicilio de la delegación en Almería, calle Padre Alfonso Torres, nº 3, 1º derecha), el periódico pone en marcha una edición para Almería, que se organiza con mi llegada al frente de la Delegación, el 27 de junio de 1973, Miguel Ángel Blanco Martín, entonces un joven periodista de 27 años. En 1974, el periódico se traslada e instala la nueva delegación en el Paseo de Almería (entonces Paseo del Generalísimo, edificio Remasa). Ya avanzados los ochenta, la tercera sede de la delegación se instala en Plaza de San Sebastián (actualmente, sede de la Asociación de Periodistas de Almería).

La Redacción, con cierto tono de provisionalidad inicialmente, está formada por un abanico muy diverso, entre informadores y colaboradores: Francisco García Molina (encargado de la delegación hasta mi llegada), José Valles Primo (periodista jubilado, autor de la columna diaria “Puerta Purchena”), Francisco Ruiz Lao (cultura), Francisco Urrea (deportes), el fotógrafo Enrique Díaz Lucas, poco después serán los fotógrafos Antonio Quesada y Juan Sanz, con la firma Quesada y Sanz, y finalmente José Juan Mullor. Están los corresponsales, Francisco Torregrosa (Albox), José Antonio Cantón Mira (Dalías-El Ejido) y Antonio Fernández (Adra); al equipo se incorporan pronto Antonio Torres (Los Gallardos y Vera; llegará a ser director de Canal Sur en Almería), Emilio Ruiz, Joaquín Tapia y Diego García Morel, el auxiliar Enrique Urrea (auxiliar cuartillero), y posteriormente el corresponsal Juan García Alarcón (Vélez-Rubio). En 1974, llega el redactor Manuel Gómez Cardeña.

En estos primeros tiempos ya están presentes los primeros alumnos almerienses en prácticas durante el verano: José Romualdo López y Guillermo Herrera. Y en 1974, Carlos Fernández Marcote, con un espíritu critico destacado. En el terreno del dibujo-humor sobre la actualidad, colaboró Juanjo (director de Radio Juventud) y, posteriormente, López Cruces, con una trayectoria muy consolidada durante varios años. Importante, para el campo cultural, fueron las colaboraciones de la firma colectiva “Equipo Alfredo” (Alfredo Sánchez, Agustín Molina, Antonio Zapata), firma nacida en Ideal, con un lenguaje incisivo y nada tradicional, que cambió totalmente la información cultural sobre flamenco y cante jondo; en las pospuestas culturales colaboran los cinéfilos Guillermo Berjón e Ignacio Fernández Mañas y el poeta Juan José Ceba. Y en el terreno de la divulgación de la sociología electoral informativa, Guillermo Márquez Cruz (“no es posible estudiar la Transición en Almería sin la aportación de Ideal”), cuyos informes periodísticos sobre los procesos electorales en Almería fueron pioneros en el ámbito andaluz. En 1979 se incorpora José María Granados y, ya en los ochenta, Inocencio Félix Almarza.

Joven periodismo libre

Almería era en aquellos tiempos seguramente la provincia más amordazada de Andalucía. La irrupción del diario Ideal, con una edición propia, va a suponer una dinámica periodística, que el ámbito local y periférico de Almería, una provincia con síndrome de aislamiento y olvido secular, con su periódico del Movimiento (La Voz de Almería) y las emisoras de radio silenciadas, no tenía. En la Redacción de Ideal-Almería se fragua el talante de un emergente joven periodismo, procedente de la Escuela de Periodismo, ya extinta, y de las jóvenes Facultades de Ciencias de la Información, decidido a una peculiar independencia y espíritu crítico, frente a la representación del régimen (Gobierno Civil, Jefatura Provincial del Movimiento, Organización Sindical, Ayuntamiento, Diputación, sectores empresariales conservadores), que en los primeros años hizo todo lo posible por marginar a la Delegación de Ideal. Las instituciones almerienses del régimen franquista no vieron con buenos ojos la llegada de Ideal a Almería con una edición propia. En esos años pasan por la Redacción, durante el verano, jóvenes estudiantes de periodismo con futuro: Carlos Santos Gurriarán (director de La Voz de Almerìa, tras la privatización), José Manuel Pérez Tornero (actualmente catedrático de Comunicación en la Universidad Autónoma de Barcelona), Miguel Ángel Urquiza (director-fundador de la revista Naif, director general de Comunicación de la Junta de Andalucía), Rogelio Rodríguez Blanco (director de Ya y de la agencia Colpisa).

El equilibrio entre la empresa periodística (Editorial Católica) y los criterios profesionales de los periodistas hizo posible que Ideal fuera el centro de nuevas maneras de la información, con el objetivo de abrir barreras, desvelar espacios informativos vetados y romper con la presión de la censura en una sociedad que ya avisa de que los tiempos están cambiando. Un reto del periódico que sorprendió, por ejemplo, fue cubrir personalmente la información de los plenos del Ayuntamiento y de la Diputación, de lo que antes se informaba por notas oficiales.

Hay secciones que configuran el nuevo modelo a lo largo del tiempo (los 70 y los 80): “Almeriense Sur”, “La Jacarandá”, “La Semana es Noticia”, “Propuesta de Panorama Cultural”, “El Barrio”, “Ésta es la cuestión” que firmaba Línea 2 (firma colectiva de Manuel Gómez Cardeña y Miguel Ángel Blanco, que introdujo un lenguaje crítico incisivo sobre cuestiones problemáticas provinciales), “Una Tierra Almeriense para Vivir” (en los 80, sección semanal, pionera en Andalucía, en el tratamiento informativo de la problemática ecológica y ambiental), “El Cine y su Imagen”, “El Ojo de Almería” (José Miguel Naveros), “Mirando con Lupa” (Emilio Ruiz), “El Reloj” (Granados), un proceso de comarcalización de corresponsalías (Poniente, Cuenca del Almanzora, Los Vélez, Levante), propuestas semanales: “Ideal de la Educación”, “Ideal de El Ejido”, “Almería/SocioEconómica”.

“Redacción Abierta”

La clave del sentido de la modernidad periodística se desarrolla a fondo con la incorporación, a la Redacción, de Manuel Gómez Cardeña en 1974, para abrir las nuevas perspectivas del joven periodismo crítico frente a la realidad. El periodismo no se entiende sin el compromiso personal y un talante crítico compartido. El periodismo por consiguiente deja de ser neutral ante los nuevos tiempos que se avecinan y se enfrenta al sistema para ser portavoz de los sin voz. La Redacción se convierte en “Redacción Abierta”, un lugar muy visitado por vecinos de los barrios para contar sus penurias, trabajadores en conflicto laboral, sindicalistas, militantes de partidos y sindicatos en la clandestinidad, profesores y estudiantes universitarios; a los que se sumaban, por ejemplo, las viudas por el derrumbamiento del edificio Azorín (que no habían recibido todavía sus indemnizaciones y pedían ayuda al periódico), pescadores, trabajadores de la construcción. Y también informadores de otros medios.

Los conflictos de la Transición marcan hechos claves: la muerte de Javier Verdejo (hubo que quemar negativos fotográficos del entierro porque los reclamaba la Guardia Civil), el proceso de separación entre Dalías y El Ejido (el corresponsal Cantón Mira fue agredido por vecinos de Dalías), las grandes huelgas y protestas de Pescadería, todo un barrio unido en defensa de los pescadores; el “Caso Almería”. El periodismo está en la calle y la Redacción es el lugar de observación, con un aparato (lo llamábamos “el chivatero”), aportado por Joaquín Tapia, con el que se controlaba la emisora de la policía durante las manifestaciones, por donde transitaba José Gabriel Gutiérrez con su ciclomotor informando por dónde andaban los “grises”. El criterio era que el periodista tiene que ser testigo de lo que ocurre, en la capital o en cualquier lugar de la provincia. Por consiguiente, en la mayoría de lo casos, siempre hay un redactor de Ideal en el lugar de los acontecimientos.

Vigilados y perseguidos

Los periodistas asumen el riesgo, conscientes de que son vigilados y eso provoca situaciones de persecución. Lo más infame fue la campaña promovida contra Manolo Gómez Cardeña. Una organización de extrema derecha (Unión Falangista Española, U.F.A.), sembró la capital de pintadas contra el redactor de Ideal, en 1978. A nadie se le ocultaba que la campaña respondía al sentido crítico de Gómez Cardeña en las informaciones que firmaba en Ideal, sobre conflictos, y también en Almería Semanal, que ponían en evidencia la gestión del gobernador civil de turno y de otras autoridades. A raíz de la campaña, la dirección del periódico trasladó al redactor a Granada en 1979. Años después, el dirigente de la UFA, Francisco Iribarne, confesó en una entrevista al periódico La Crónica (1985) que la campaña contra Gómez Cardeña la ordenó el gobernador civil José María Bances Álvarez, y que se preparaba otra contra Miguel Ángel Blanco, que no se llegó a hacer.

En 2013, Manolo Gómez Cardeña reflexiona sobre el pasado: “Sobre la ‘Redacción Abierta’ de Ideal tendría que hablar de proximidad a los movimientos sociales, a los sindicatos clandestinos y a los incipientes grupos políticos, que encontraron en la sede del Paseo de Almería un lugar en el que se les escuchaba y desde el que se trataba de presentar a la sociedad sus informaciones, reivindicaciones y propuestas. El ser periodista te ponía en el punto de mira. La Política y la Cultura, en su sentido más amplio es lo que intentábamos practicar todos los que estábamos comprometidos con la libertad y la democracia. En las páginas de Ideal se abrió un importante espacio cultural de debate y creación con la complicidad de periodistas y agentes culturales. En cuanto a la campaña de amenazas contra mi no dejó de ser un atropello más de los muchos que se perpetraron en aquellos años contra los ciudadanos libres. El momento era el año 1978, muerto el dictador, con Constitución democrática, con parlamento democrático, con partidos políticos democráticos. No me amenazaron en la dictadura, sino en democracia”.

En cuanto a mi papel, como delegado al frente de Ideal (Almería), hubo también persecución. Al poco tiempo de estar en Almería, sufrí un juicio menor, por una noticia sobre la intervención policial en una protesta de trabajadores. El denunciante (el comisario de policía) consideraba ofensivo que se mencionara la intervención policial en la noticia. La querella quedó en nada. En otra ocasión fui requerido a su despacho por el Gobernador Civil, Antonio Merino González, por la información de una manifestación de vecinos de Benínar, con su alcalde al frente, protesta relacionada con las obras del pantano. La noticia mencionaba que el alcalde había sido multado (en el franquismo, todas las manifestaciones como las huelgas estaban prohibidas). El gobernador civil y el comisario de policía, presente en el despacho del gobernador, me recriminaron que yo no hubiera dicho en la información que la actitud del alcalde estaba mal, por presidir una manifestación. Otro gobernador civil, Roberto García Calvo, me denunció, como delegado del periódico, ante el Tribunal de Orden Público, por la noticia de prohibición de una manifestación solicitada; en la noticia se informaba de los lugares de la convocatoria de la manifestación. El TOP rechazó la denuncia.

Por otra parte, desde medios conservadores y vinculados al franquismo se hizo lo posible para desprestigiarme, en mi condición de delegado, con varios intentos para que la empresa del periódico me trasladara. Se llegó a decir (ahora parece ridículo), que yo podía ser un colaborador del KGB soviético. En los primeros tiempos pre-electorales, en una reunión de la asociación política Unión del Pueblo, con la presencia de Silva Muñoz (uno de los fundadores de Alianza Popular, actual Partido Popular), que había sido ministro con el franquismo y vinculado a la Asociación de Propagandistas Católicos, en conexión con Editorial Católica, fue informado de mi trabajo periodístico en Almería. Ante las quejas contra mí por los dirigentes provinciales, Silva Muñoz dijo que iba a hablar inmediatamente por teléfono con el director de Ideal, Melchor Sáiz-Pardo, para mi cese como delegado. Le encargaron a Andrés García Loca (actual subdelegado del Gobierno del PP en Almería) la llamada telefónica previa a Granada, pero éste, con un talante democrático muy distinto al de sus correligionarios, hizo un simulacro de llamada y contestó diciendo que el director de Ideal estaba de viaje.

En otra ocasión, durante los primeros tiempos, en que se reclamaba “amnistía”, fue trasladado a Comisaría el auxiliar del periódico, Enrique Urrea por llevar una pegatina “pro-amnistía”. Una vez allí, el comisario salió de su despacho muy irónico diciendo, más o menos: “Muy bien, aquí tenemos a Miguel Ángel Blanco”. Y cuando Enrique Urrea dijo su nombre, que trabajaba en Ideal pero que él no era Miguel Ángel Blanco, el comisario se quedó consternado y echó una mirada de enfado a los inspectores, autores de la detención. Poco después, me informaron de que aquel día de protestas “pro-amnistía” había orden de detenerme si me veían por la calle con una pegatina pidiendo “amnistía”.

La presión de los gobernadores civiles (Francisco Gías Jové, Antonio Merino González, José María Bances Álvarez, Roberto García Calvo) fue constante contra los dos periodistas (Gómez Cardeña y Miguel Ángel Blanco), que fuimos requeridos en una ocasión por la dirección del periódico a Granada para explicar si estábamos vinculados con los partidos y organizaciones políticas de izquierda. También tuvimos que hacer un informe sobre el tratamiento que se hacía en la edición de Almería de las campañas electorales, tras las protestas ante la Editorial Católica en Madrid, por dirigentes de AP, principalmente, y UCD. La dirección de la Editorial Católica, en Madrid, no solo no nos recriminó nada sino que nos felicitó por la línea periodística de la edición de Almería, como el camino a seguir. Y así nos lo transmitió el director Melchor Sáiz-Pardo.

En otra ocasión fuimos trasladados a comisaría, acompañados por dos inspectores de policía, por haber tenido un encuentro con Alejandro Rojas Marcos (dirigente del Partido Socialista Andaluz), en un restaurante. La visita a comisaría se quedó en nada. Hubo también presiones y quejas, del gobernador civil de turno y alcaldes de la provincia, contra el corresponsal en Albox, Paco Torregrosa, que conectó desde el primer momento con el espíritu de la “Redacción Abierta”, en su trabajo informativo por la cuenca del Almanzora.

Apuesta por la democracia

Ya en 2013, Melchor Sáiz-Pardo ha recordado algunos aspectos de aquella época: “La Delegación del periódico Ideal en Almería desarrolló una constante y peligrosa apuesta por la democracia y todas sus incipientes manifestaciones. Hubo obstáculos, presiones y riesgos de todo tipo: amenazas, pintadas hostiles, presiones desde la delegación de Información y Turismo y desde el Gobierno Civil. Momentos dificilísimos que yo recuerde ahora: todo el desarrollo del terrible “Caso Almería” y su vista oral, la muerte de Javier Verdejo y las campañas para que se fuera de Almería el redactor  Manuel Gómez Cardeña. Almería era una ciudad que no contaba con la confianza del Régimen porque había sido republicana durante casi toda la guerra civil y estaba condenada al silencio. Y yo notaba que la censura y la presión sobre el periódico era mucho más fuerte en Almería que en Granada. En fin, creo que la Redacción de Ideal en Almería contribuyó de forma decisiva a la normalización democrática de la provincia”.

Han pasado ya cuarenta años de aquel comienzo para el cambio con la democracia. Se consiguió consolidar un nuevo y joven periodismo crítico, riguroso, celoso de su independencia frente al poder, para interpretar la realidad y configurar  una nueva opinión pública. Luego, con la democracia consolidada, se fue manteniendo la línea informativa. Con el paso del tiempo, hubo cambio de empresa (Corporación de Medios, Vocento), cambio de delegado, un nuevo sentido de empresa y otros criterios profesionales. De manera que aquella línea informativa pionera se fue diluyendo poco a poco. Pero eso ya es otra historia. Y de aquella “Redacción Abierta”, hoy sólo permanece la memoria histórica, que no es poco. 

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